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- 11/01/2020 00:00
Reformas constitucionales ¿diálogo nacional o constituyente?
El lunes 23 de diciembre del pasado año, el presidente Laurentino Cortizo anunció que solicitaría a la Asamblea Nacional el retiro del paquete de reformas constitucionales, lo cual es un gran acierto después de la pésima actuación del Parlamento y la exigencia de la ciudadanía durante varias semanas de protestas en las calles.
Aunque no estoy muy de acuerdo en que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sea facilitador del llamado “diálogo nacional” en cuanto a las reformas constitucionales, pues debe ser un proceso solamente de panameños y el hecho de que nos jactamos de ser un país soberano y a la primera crisis llamamos a cuanto organismo internacional se nos ocurra para que “intermedie” en los problemas nacionales del país, lo entiendo perfectamente.
Reconozco que el PNUD tiene más credibilidad que la Asamblea Nacional para manejar algunos temas de interés nacional, como lo hizo con la ampliación del Canal y las reformas a la Caja del Seguro Social (CSS), aparte de que no hemos sabido escoger a nuestros gobernantes, por lo que, en cierta forma, que el PNUD intervenga me tranquiliza.
Por otra parte, aunque sé que el Panamá de 1946 era muy diferente al Panamá actual, la Asamblea Constituyente que dio origen a la Constitución de esa época fue muy efectiva. La Constitución de 1946 ha sido una de las mejores constituciones que ha tenido Panamá en toda la era republicana. ¿Por qué no emular aquella Constituyente? Pienso que podemos crear una versión moderna y mejorada de esa Constitución, y qué mejor que tomando como ejemplo a la Constituyente que le dio origen.
Lo que más temo es que después de que acabe el diálogo nacional, se vuelva a cometer el error de enviar el paquete de reformas constitucionales a la Asamblea Nacional, y que ésta la vuelva a maltratar como hizo antes.
Aunque también temo que, de convocarse la Asamblea Constituyente, originaria o paralela, se trastoque el título constitucional del Canal. En cualquier caso, se debe dejar por escrito el compromiso de no tocar ese título constitucional que ha blindado a la vía interoceánica de la corrupción y de la politiquería.
La actual Constitución ya no aguanta más parches, porque fue engendrada por un régimen dictatorial y autoritario que fue abolido hace 30 años, por lo que ya no responde a los intereses de la sociedad panameña actual, y se hace necesario adoptar una nueva Constitución, ampliamente debatida y consensuada.
Hay que tener mucho cuidado con los temas que dividen seriamente a los panameños, porque si no se tratan adecuadamente, las tan anheladas reformas a la Constitución no llegarían a feliz término.
Creo que el mejor foro de diálogo nacional es la Asamblea Constituyente, porque es mucho más inclusiva. Y lo más importante: serán única y exclusivamente los panameños los que podemos organizarla mediante la total participación ciudadana. Eso sí, manteniendo intacto el título constitucional del Canal. Eso no es negociable.