• 10/05/2021 00:00

¿Reelección institucional…?

“En toda contienda electoral, donde camina la reelección, siempre va a correr mucho dinero de… La reelección se da… cuando un corrupto reelige a corrupto”

Cuando un parroquiano, disfrazado de oveja, llega a una institución gubernamental a ocupar un puesto de alta jerarquía, y prueba la afrodisiaca miel del poder, que le hace olvidar entregar el puesto que le fue designado por cinco años, la estimulante miel, también, le hace olvidar la Constitución Política de la República de Panamá y las definiciones legales de la corrupción administrativa.

Este individuo, para continuar en el poder, empieza a nombrar a familiares y amigos corruptos; sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza, causando nepotismo y latrocinio. Los nuevos filibusteros contratados se unirán a la pandilla de parásitos que se han dedicado, por años, al saqueo institucional. El trabajador honesto que se atreva a enfrentarlos, por acto de corrupción y latrocinio, lo mandan a la comisión de personal para levantarle expedientes amañados, para después solicitar su destitución.

Cuando un servidor público termina su periodo en funciones, y se presenta un certamen “electoral”, ¡entonces!, busca la forma de reelegirse, para seguir abusando de los contribuyentes que pagan impuestos al Estado para que las instituciones públicas puedan seguir funcionando.

Las altas esferas políticas, la justicia, las universidades y todas las instituciones gubernamentales se han visto afectadas por el síndrome de la reelección, corrupción, nepotismo y latrocinio. La reelección es corrupción y corrupción es nepotismo y nepotismo es latrocinio y latrocinio es cárcel.

La corrupción es una toxina que se debe combatir desde su inicio. Si no se combate, contaminará a los trabajadores honestos. Tóxico que convierte a algunos servidores públicos en psicópatas y perversos narcisistas con trastornos. Cuando llegan a dirigir una institución pública, siembran un régimen autoritario de terror para atacar a los trabajadores honestos que no comparten sus ideas maquiavélicas ni las dádivas que ofrecen; también son tratados como leprosos, humillándolos las ocho horas laborables y sometiéndolos a una dictadura psicológica laboral, afectándoles su sistema nervioso y bajándoles su autoestima, por lo que muchos optan por pedir su traslado y otros solicitan su jubilación anticipada.

La corrupción que se vive hoy es vista como una peste, es muy preocupante, merece urgente atención. Este hedor fétido les hace salir el narcisismo que llevan por dentro muchos servidores públicos. Además, para, perpetuarse en el poder, inventan frases como: “Miles de parroquianos me pidieron ir a la reelección, porque soy el Salvatore de las garras de la corrupción”. ¡Qué sátira, si él es parte de la peste!

Pues, un individuo responsable, honesto, que no vende su dignidad por unas cuantas monedas sucias, que mantiene un alto grado de materia gris, comprometido por el futuro y el desarrollo tecnológico de la institución, NO debe apoyar la reelección de un corrupto que vive sumergido en la borrachera del poder. Si lo apoyas, estarás sepultando el futuro de tu institución y Nación.

En toda contienda electoral, donde camina la reelección, siempre va a correr mucho dinero de… La reelección se da… cuando un corrupto reelige a corrupto.

Comunicador social y artista plástico.
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones