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- 22/02/2015 01:00
Razones de más para decirle ¡NO! a una unificación perversa en Salud
Nuevamente, algunos sectores nacionales, impulsados por las instituciones financieras internacionales y su representación, el PNUD, intentan imponer el modelo de salud mejor conocido como ‘Sistema PUS’, de triste recordación y que ya antes y después, con variables, en el mimetismo, han intentado imponer los diferentes Gobiernos.
El mandato de los organismos financieros internacionales es claro, imponer un modelo que disminuya los recursos financieros destinados al sector social para ahorrarse recursos y destinarlos al pago de la deuda. Al mismo tiempo, apalancar las finanzas gubernamentales, utilizando el fondo de pensiones de la CSS, para garantizar el endeudamiento a las FIS.
Felizmente, la inteligencia popular ya los ha identificado, y de la indignación provocada, por este nuevo intento, debemos pasar a la ORGANIZACIÓN POPULAR, como se hizo contra la Ley 349 de las APP. Por motivo de espacio, es imposible enumerar todas las buenas razones para que nos opongamos al funesto proyecto de unir la CSS y el MINSA, por lo cual, enumeraremos algunas razones estructurales, financieras, sociales y económicas que hacen lesivo este proyecto de unificación.
Entre las razones estructurales, no hay ninguna similitud entre los componentes de infraestructura ni de insumos médicos quirúrgicos, medicamentos ni de planeación interinstitucional. Lo frecuente es que, inclusive, a lo interno de cada una las instituciones, entre policlínicas y hospitales, existan diversidad de estructuras y planeamientos que hacen de cada instalación diferentes islas. Lo mismo ocurre en el MINSA, entre hospitales, centros de salud, policlínicas, etc., lo que lleva a la certeza de que cada instalación se maneja como un barco pirata, donde el director es rey y señor.
Un análisis de la situación demuestra, a todas luces, el estado deplorable de las infraestructuras hospitalarias, policlínicas, centros de salud y subcentros de salud abandonados intencionalmente y proyectos de construcción no terminados e inadecuadamente localizados. En cuanto a las finanzas, es evidente la disparidad de los recursos destinados al sector salud, de parte de la CSS y el MINSA, con el agravante de que, año tras año, el porcentaje per cápita destinado a este fin disminuye y se destinan recursos a la ‘política del cemento’ (construcciones faraónicas, innecesarias, mal ubicadas, sin infraestructuras de apoyo, inconclusas, cuestionables), con la finalidad del agotamiento de los recursos, para facilitar el fracaso del modelo vigente e imponer la privatización del sector salud público.
En el aspecto social, es más que evidente la repulsa popular a este intento de unificar la CSS y el MINSA, con el único fin de llevar a la quiebra a la CSS, apoderarse de los fondos de pensiones y privatizar los restos que queden después de la unificación planeada, ejecutada y dirigida por los organismos financieros internacionales y el PNUD. En cuanto a los recursos humanos, que son los más importantes, es notable la disparidad de los mismos.
Diferencias que van desde la cantidad de personal, las escalas salariales, la estructura de personal, la distribución y la utilización estructural. En ese sentido, lo que salta a la vista, es la corrupción y el despilfarro de los recursos destinados al sector salud, por ambas instituciones. Lo que ha llevado al caos actual que hace imposible una gestión eficaz, oportuna y de calidad. Queda así en evidencia que no existe el genuino interés en resolver el caos del presente, sino utilizar este para provocar el colapso total de ambas instituciones.
Si, infelizmente, la correlación de fuerzas sociales permite que el proyecto de unificación prospere, la estratificación del sector salud, la perversa situación social que provocará, llevará más temprano que tarde a contradicciones sociales insostenibles, y pasará a la historia, (¡qué paradoja!) que un Gobierno dirigido por el partido Panameñista sea el que sepulte uno de los sueños del Dr. Arnulfo Arias.
MÉDICO