• 04/02/2025 14:25

¡Que viva la corrupción, carajo!

Cuando el fiscal de Brasil especializado en temas de lavado de activos preguntó al entonces presidente de Odebretch, Marcelo Odebretch, que “a cuántos políticos usted ha logrado corromper en los últimos 15 años”, el interrogado respondió llanamente: “yo no he corrompido a nadie. Estos políticos ya eran delincuentes cuando los conocí”. En definitiva, allí también estaban incluidos los panameños que tanto se enriquecieron y que hoy, tras más de 10 años, nadie sabe cuándo se encontraran en el banquillo de los acusados, porque nuevamente se dilata. Tristemente, la expectativa ciudadana es que no les pasará absolutamente nada por los tantos recovecos que utilizan los costosos abogados que contratan en los casos donde hay tantos cocotudos involucrados.

En la misma línea, recuerda recientemente un periodista el momento de la presentación de credenciales del nuevo embajador de Panamá ante Estados Unidos, Juan Dianous (q.e.p.d.), las palabras cruzadas con él por el entonces presidente Donald Trump. Le habría dicho “Panamá is a country full of crooks”. En buen español hay diversas acepciones a lo que significa crook. Deshonesto, maleante, torcido... Penosamente, nuestro país adolece de una buena reputación cuando de corrupción se habla. Estamos muy por debajo en el Índice de Transparencia Internacional, muy cerca de Nicaragua, Haití y Venezuela. Las calificadoras de crédito cada vez que pueden nos recuerdan esa horrorosa condición, una de las razones por las cuales posiblemente nos quitarán el grado de inversión.

Los informes de las embajadas acreditadas en Panamá ven y analizan todo lo que pasa aquí y lo reportan a sus respectivos países. ¿Se darán cuenta de que en Panamá las posiciones diplomáticas no se asignan en función de capacidad o méritos, nombrando en el servicio exterior a parientes, a inexpertos hijos de papá y a amiguitos de no sé quién que, de seguro, dejarán mal parado el nombre de Panamá? ¿Notarán que serán esos inexpertos los que tendrán que afrontar a nombre del país el grave problema que nos cae encima con las provocadoras declaraciones del nuevo presidente de Estados Unidos? ¿Se percatarán esos representantes foráneos del comentario general de que los consulados y las notarías son fuente de ingreso irregular de algunos altos funcionarios? Cuando alguno de sus connacionales tiene interés en invertir en Panamá ¿le advertirán que para que tenga éxito en su afán debe buscar a un abogado con influencias porque, si no, que no se vista por que no va? Nos guste o no, es esa la impresión que tienen los diplomáticos de nosotros.

Tenemos una deuda externa que según el ministro Chapman llega a 54 mil millones de dólares. Solo en el gobierno de Cortizo nos endeudaron por 25 mil millones más. El presente gobierno, con 7 meses en el poder, no ha puesto una sola denuncia contra Cortizo, Carrizo o Benicio, señalados por ellos mismos de toda clase de irregularidades. Al paso que vamos se pensará que todo era inventado y que en los últimos cinco años tuvimos los gobernantes más prístinos de la historia.

El prestigioso historiador Omar Jaén Suárez ha hecho estudios sobre la corrupción en Panamá. En artículo de opinión el doctor Jaén se refirió a la imagen que tiene Panamá: “Una más bien negativa, paraíso del desorden y de la trampa, de la desigualdad social y la pobreza, de la corrupción pública, de la injusticia y la impunidad, lugar de muy baja calidad educativa. Nos ven como un país xenófobo e intolerante dominado por gente supersticiosa, ahora de tránsito de migrantes ilegales a El Dorado estadounidense, imagen torcida que debemos combatir con grandes reformas internas y con una promoción internacional más activa”.

Frente a esos categóricos señalamientos del doctor Jaén Suárez, habremos de preguntarnos, frente a los ataques que recibe hoy el país de parte de sus “socios estratégicos”, ¿con los representantes diplomáticos que está nombrando nuestro gobierno estaremos en condición de mejorar en algo la percepción que tienen en el exterior de nuestro país? ¿Podemos pensar que nuestro gobierno está haciendo algo en la línea de mejorar la percepción internacional que tienen de nosotros?

¿O simplemente, si bien sin casos de corrupción conocidos en los 7 meses de gobierno, podemos deducir que sin denunciar todo lo que hubo en el gobierno Cortizo/Carrizo, el gobierno actual está comprometido seriamente con el combate de la corrupción?

Me duele decirlo, pero siento que no.

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