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- 18/12/2009 01:00
La pobreza no es climatológica
Si fuésemos a hacer caso a muchos de los expositores de la ominosa hecatombe climática diríamos que lo más apremiante es disminuir las emisiones de carbono. El problema con esto es que es análogo al cazador que se le viene encima un león enfurecido y solo tiene una bala disponible y no sabe si tirarle a la cabeza, pecho o patas. En estos menesteres, sea el clima o nuestras economías, es mejor no equivocar el disparo.
Las amenazas ambientales son reales, pero no así muchas respuestas a los problemas que se han ido politizando, tal como se vio recién cuando un hacker desveló correos electrónicos de la elite científica vinculada al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, en donde se vio que los datos eran adulterados para favorecer sus posiciones. ¡Vaya ciencia!
El problema más apremiante no es el clima sino las malas políticas y el hambre, según nos cuenta desde la International Policy Network o IPN; su director, Julian Morris, educado en la Universidad de Edimburgo y graduado en economía y luego una maestría en recursos ambientales y economía en la Universidad de Londres. Sus monografías y estudios publicados son numerosos, entre ellos en 2002 uno dedicado al desarrollo sostenible, en donde se preguntaba si estábamos promoviendo el progreso o perpetuando la pobreza.
El problema es que demasiados políticos no desean que les confundan con realidades, pues tienen a muchos electores que deben satisfacer. La ONU también parece reflejar la tendencia populista imperante y así vemos que el número de gente con hambre se ha disparado.
Morris señala sin titubeos que no se trata de menesterosos acuerdos, sino de acciones contundentes para desarticular las barreras al comercio, que es la única herramienta que tenemos los humanos para combatir de manera efectiva el hambre y las guerras. Pero triste es ver que países como Venezuela caminan en contrasentido y van creando más barreras.
Las soluciones están en el desarrollo tecnológico y en la diversidad económica, pues, no existen otros mecanismos para combatir de manera efectiva la pobreza. La IPN no se queda estática y nos señala rutas específicas acerca de cómo y dónde disparar al león; tal como estudios realizados en Malawi Kenia sobre cómo las tecnologías pueden mejorar la seguridad alimentaria y el bienestar de pequeños agricultores. Los problemas más imperativos a corto plazo apuntan, no solo a mejores tecnologías, sino al desmantelamiento de barreras, a la falta de créditos apropiados, altísimos costos de transacción impuestos por malas políticas, abominables sistemas de educación centralizada, barreras culturales, y seguramente habrá otras más.
*Empresario.jbennett@cwpanama.net