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- 05/10/2019 07:00
Una pausa frente a Cortizo
Tengo suficientes razones para no precipitarme en que la presente administración que preside Laurentino Cortizo no terminará con las mismas condenas que le hice a la gestión muy pésimas del expresidente Juan Carlos Varela que, en mi concepto, tuvo algunos cortes de carácter fascista, ya que miró con desdén la miseria de nuestra población, comenzando con los infantes que requerían de medicamentos propios para su desarrollo y de gran preocupación desde luego para sus progenitores.
Debo decirlo más claro, con tanta población infantil que necesitaba de un vaso de leche y el presidente de entonces derrochaba los dineros que pagamos todos los panameños, viajó incontablemente al exterior a invitaciones que le hacían otros Gobiernos para tratar asuntos fáciles de atender por otros funcionarios diplomáticos de nuestro país en el exterior. Digo mejor, el exmandatario al que me refiero viajó con boletos de primera clase y acompañado siempre de gran comitiva al mismo nivel de lujo.
Tengo suficiente memoria para no olvidar que nuestra Iglesia católica le creyó tanto a sus promesas electorales que no cumplió la mayoría de ellas y el mismo domingo en que se celebraban las elecciones con tantos engaños y promesas suyas, entre líneas los religiosos sermoneaban gratamente nubarrones azules más allá de las galaxias y las estrellas que el único que no pudo ser engañado fue el Supremo Creador, Dios mismo, en el infinito.
No debo olvidar cuando he dicho que su administración tuvo manchas negras más allá de las falsas promesas que quiso implantar en la Caja de Seguro Social, con el apoyo de su gerente general, doctor Alfredo Martiz, un establecimiento de represalias políticas hacia sus adversarios, que, en el caso personal de quien escribe, en un momento en que fui intervenido quirúrgicamente por un coágulo producto de una caída, después del recobro exitosamente, se me trasladó a una sala totalmente aislada. Se me perturbaba el sueño y elementos suyos de seguridad de mala fachada rodearon mi cama acechándome en forma psicológica, frente a lo cual me mantuve muy vigilante.
Llegaron hasta el extremo de poner obstáculos alrededor de mi cama para que no me escapara y presentara las denuncias contra la persecución de la que estaba siendo víctima a esas horas de la madrugada ante las respectivas autoridades de turno. Básteme de lo que he dicho contra el régimen de Varela hay mucho más y no hay espacio, pero en cuanto a la esperanza que advierto sobre el presidente Cortizo se mantiene fijamente en mi mente como el peñón de Gibraltar, de lo contrario saldría muy mal parado.