El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 02/02/2015 01:00
Justicia o violencia en Panamá: ¿qué pasará?
Alfonso, 12 años: ‘Mamá, mamá, ¿es verdad que no recibimos el plato de comida que nos prometieron en el comedor escolar porque la gente del Gobierno se robó la plata?’.
Marisa, 16 años: ‘Ana, fíjate lo que están publicando: Que esos ministros, autoridades y funcionarios del Gobierno pasado se llevaron millones. ¡Qué ejemplos nos dieron!’.
Marcos, 25 años: ‘Cuando veo la tele, y escucho las noticias sobre la pandilla de gobernantes que se estaba enriqueciendo robando el dinero de nosotros, me pregunto: ‘Vale la pena que me dedique a mis estudios para ganar un simple salario, cuando ellos, solo por estar en el Gobierno, se meten al bolsillo lo que nunca ganaría durante toda mi vida profesional?’.
Roberto, 35 años: ‘Estoy que no pierdo ningún noticiero, escuchando lo que está ocurriendo sobre la corrupción. Cada día muestran las casas, apartamentos, fincas compradas por nuestros gobernantes y los millones que robaron en sobrecostos de mercancía, supuestamente para el pueblo. Y yo sin agua, con una calle llena de huecos y con la agonía de un transporte malísimo para ir a mi trabajo’.
Desde una perspectiva psicosocial las expresiones de Alfonso, Marisa, Marcos y Roberto merecen un análisis con miras a promover una reflexión y toma de decisión hacía un Panamá donde predominen la justicia y la paz.
Nos parece importante advertir a nuestros gobernantes y fiscales actuales que hace más de 50 años el renombrado psicólogo Albert Bandura demostró, en sus investigaciones sobre la agresión y la violencia, que, cuando se muestra por los medios de comunicación social a gobernantes y a funcionarios (figuras de autoridad) cometiendo actos delictivos, es muy probable que estas conductas SEAN IMITADAS por los expuestos a tales noticias: niños(as), jóvenes y adultos.
A este aprendizaje se le conoce como aprendizaje por observación o vicario. Además, si se le agrega el hecho de que los actos cometidos terminan en recompensas como ganancias para comprar mansiones y acumular millones de balboas, se hace más atractivo que el aprendizaje de estas conductas delictivas, cometidas por funcionarios, constituyan una fuente de aprendizaje de antivalores y de delincuencia.
En cambio, el mismo psicólogo Bandura sienta las bases científicas que demuestran que, si la justicia llega y se castiga a los delincuentes, se desarrolla la expectativa de que la corrupción y el peculado pueden ser castigados. Por consiguiente, los observadores de estas noticias podrían abstenerse de cometer tales actos contra la moral pública porque serían castigados.
Entonces, le decimos a Alfonso, Marisa, Marcos y Roberto, que tengan esperanza en que nuestros actuales gobernantes van a reforzar al Ministerio Público con gente competente y con valores morales y van a comprometerse a hacer justicia, para que así se premien las conductas dignas de los que ahora en adelante ocupen puestos públicos.
Igualmente, advertimos que los estudios psicosociales indican que gente como Alfonso, Marisa, Marcos y Roberto están saturados de recibir, a través de los medios de comunicación, evidencias de injusticias que perjudican su bienestar integral. Esto produce gradualmente expectativas y emociones de que se hará justicia. De no ocurrir lo esperado, podría ocurrir una frustración, la cual generalmente va acompañada de ira, violencia, depresión y baja productividad socioeconómica.
Señores gobernantes: Hagamos justicia y evitemos violencia social.
*DOCENTE UNIVERSITARIO, PROFESOR DE PSICOLOGÍA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.