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- 03/06/2010 02:00
Ahmeddou Ould Souilem
Íntegro. Sin dobleces. Honesto hasta la médula. Comprometido con el pueblo saharaui. Esas son las credenciales de Ahmeddou Ould Souilem. Su ruptura el pasado julio con el Frente Polisario y su retorno a Marruecos, no fue el resultado de una decisión repentina. ‘Fue un proceso de toma de conciencia, porque el proyecto original del Polisario ha dejado de existir. Como el pasado no puede cambiarse, hay que recuperar el futuro’, reflexiona Ahmeddou, durante el desarrollo de una entrevista telefónica, el sábado último desde Rabat, con el autor de este artículo.
‘Se está estrechando el margen de maniobra del Polisario’, advierte. ‘El Polisario ha degenerado en un movimiento para legitimar las pretensiones de Argelia, que no son otras que la creación de un Estado títere que sirva a sus sueños hegemónicos’, destaca Ahmeddou. Pero las cosas no salieron como las planificaron los argelinos. ‘La cúpula del Polisario no resiste el análisis científico. Los saharauis no son estériles. Crecen, se multiplican, tienen sus propias aspiraciones y buscan construir un futuro diferente al que le ofrece el Polisario’, añade.
Ahmeddou reconoce que el problema más acuciante es el drama humanitario. Hay que aminorar el impacto del sufrimiento. ‘Argelia y el Polisario se niegan a un censo transparente y democrático para determinar quién es quién en los campamentos. Están saharauizando a los nómadas de la región para aumentar la población de los campamentos que no pasa de 30000 saharauis’, afirma. Detrás está el desvío de ayuda humanitaria, financiera y material y la creciente corrupción del Polisario.
Pero también existe una situación de alto riesgo, revela Ahmeddou. En la zona prolifera el tráfico de armas, de drogas, los secuestros y existe el peligro de convertirse en cantera para el terrorismo de Al Qaeda. Sobre la amenaza de guerra por parte del Polisario, que rompería 20 años de cese al fuego, Ahmeddou considera que es una retórica para consumo interno. ‘No está excluida como una opción esporádica, pero es muy difícil porque el Polisario ha llegado al límite de su capacidad, ha entrado en un momento de decadencia en el que no levanta cabeza. Su padrino, Argelia, no está por la escalada militar. Además, las potencias mundiales no van a permitir esa escalada’, subraya.
Por otra parte, la fuga masiva hacia Marruecos desde los campamentos en Argelia y el calor con que son recibidos los saharauis, demuestra que existen grandes expectativas acerca de la propuesta autonómica y de la participación en la administración de su territorio. Ahmeddou está convencido de que la propuesta autonómica de Marruecos recoge las alternativas anteriores, es decir, supera la guerra como instrumento que agudiza el conflicto y sintetiza los esfuerzos de negociación directa e indirecta de la ONU y de países con genuino interés en solucionar 35 años de diferendo.
‘La propuesta de Marruecos aboga por una solución que excluye las soluciones máximas de todo o nada, genera una dinámica de confianza y promueve la unidad territorial. Apuesta por un futuro donde los saharauis puedan vivir en su tierra. Crea posibilidades reales de ser constructores de su futuro y transformarse en actores de la solución de sus problemas’, precisa. La propuesta no es excluyente, asegura, no genera un escenario de vencedores ni vencidos, recoge el espíritu de la ONU y supera la ley de las armas. ‘La mayoría de los saharauis apoya la autonomía. Es una solución intermedia, reconoce los derechos de Marruecos sobre el Sahara y crea un estatuto avanzado, poniendo fin a la privación y al destierro’, plantea.
Para Ahmeddou la autonomía es una propuesta viva, dinámica, un concepto práctico que no ha tocado fondo, ni ha alcanzado todos los niveles. ‘Hay que generar una etapa de reflexión en el Sahara, en las fuerzas políticas dentro de Marruecos’, señala. La regionalización de Marruecos genera una visión de buen gobierno, estima, de gestión transparente y democracia participativa. ‘En el Sahara hay un debate vivo. A medida que el debate avance, se irá cristalizando la autonomía. El compromiso de Marruecos no es pasajero ni para cumplir una formalidad, es una apuesta que el gobierno ha hecho por los saharauis’, enfatiza.
Ahmeddou, quien a finales de la década de 1970 fue el primer embajador del Polisario en Panamá y posteriormente ministro para Asuntos de América Latina, acaba de ser designado embajador de Marruecos en España. Desde esa posición fortalecerá las relaciones hispanas y marroquíes con sus lazos geográficos, de vecindad, culturales, políticos y sentimentales. Y trabajará por una mejor comprensión de Marruecos en la América hispana, como puerta de entrada al África. Las naciones de ambos lados del Atlántico están llamadas a jugar un papel de primer orden a favor de la propuesta autonómica marroquí como salvaguarda de los genuinos intereses saharauis.
*Periodista.d_olaciregui@hotmail.com