• 20/08/2024 09:07

Nuestro oro es verde, pero la realidad también pinta otros colores

El desarrollo sostenible va mucho más allá de la conservación del ambiente, se trata de la promoción de un equilibrio holístico y armónico entre el crecimiento económico, la equidad social y el uso responsables de los bienes comunes.

Para encontrar ese equilibrio, se requiere involucrar a toda la sociedad, implementar estrategias participativas y políticas públicas posibles que permitan a las comunidades prosperar dignamente sin comprometer a las generaciones venideras.

Plantear un modelo de desarrollo rural sostenible desde las comodidades del desarrollo urbano, desde oficinas refrigeradas y rascacielos no es respuesta a la crisis que cada día sufren nuestros niños y niñas a no tener acceso a una educación de calidad, a nuestros jóvenes que migran en busca de trabajo, a las mujeres que además de la desigualdad de género sufren la violencia doméstica, a nuestros adultos mayores que solo pueden aferrarse a programas paternalistas. Accionemos desde los territorios, viviendo y sufriendo los dolores y colores de la pobreza, la falta de agua, alimentos, energía, medicamentos y, creemos programas realistas, con resultados y sostenibilidad.

Nuestras comunidades necesitan ser escuchadas, acompañadas, y sentirse parte de este próspero país que gracias a las luchas generacionales y de Omar Torrijos quien pidió el mayor uso colectivo de los beneficios del canal para el desarrollo sostenible, hoy no llega a la ruralidad y solo lo disfrutan unos pocos. Hoy desde el Distrito que lleva el nombre de este Patriota, hago este llamado; Panamá no olvides que eres verde, y sí, aquel lema que tanto se utilizó en las pasadas protestas de noviembre, no es de ahora, era ya conocido porque nuestra biodiversidad, historia e idiosincrasia así lo identifica, pero ese verde fresco, saludable y esperanzador no es suficiente cuando no se acompaña de accesibilidad, de seguridad alimentaria, de educación integral, de servicios e infraestructuras básica, esta región ha sido olvidada y necesita de todos para redescubrirse en todos los ámbitos, rescatar su historia, mantener su herencia cultural, natural y patrimonial.

El deber de cuidar nuestros bienes comunes, nuestra biodiversidad nos es solo de los que habitan en esas áreas de interés, es un deber de todos y todas, como también lo son los derechos humanos, el derecho a la vida, digna, justa y próspera.

La autora es emprendedora agroturística
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