Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
Por una enfermedad-pandemia, más grave que el covid-19, consideramos, con descarga-catarsis de conciencia indiferente-cómplice, invitar a debate oportuno, con reflexión crítica, sobre la marejada de la corrupción inundante, más que el ciclón Rafael, capaz de liquidar los cimientos cívico-morales que nos sostienen como nación.
Basados en el concepto del significado de corrupción, dentro de la gestión estatal, encontramos el siguiente: “Indica el mal uso, por parte de un funcionario, de su autoridad y los derechos que se le confían; así como la autoridad relacionada con este estado oficial; oportunidades, conexiones para beneficio personal; contrario a la ley y los principios morales”. Agregamos, con propósito de ampliar el concepto de la corrupción, algunas características verbales que la acompañan: alterar, pervertir, sobornar y desconocer lo moral-ético.
Por la vastedad histórica actual, a nivel mundial, de la corrupción, inserta en el impulso natural-humano de la lucha entre el ego y la empatía. Nos asentaremos a reflexionar sobre la corrupción panameña: orígenes, causas actuales y alternativas para su mínima expresión:
I.- Orígenes: Demostrado está que los valores conductuales-culturales, insertos en nuestra conciencia, se determinan por la adopción forma -uso de los instrumentos herramientas para la producción. Por lo tanto, no es misma la conciencia de un ser de la edad media a la contemporánea.
Si afirmamos lo anterior, siempre fue, y sigue siendo, el factor comercial lo dominante en el sostenimiento de nuestra economía; desde la conquista-colonización española, hasta nuestros días. En consecuencia, jamás serán iguales la conciencia, valores culturales de un ser dedicado a labores agrícolas que uno sirviendo en tienda para venta de ropa. Igualmente, la escritura a mano transformó la sociedad con la aparición de la imprenta. Invito a que anotes otros ejemplos.
Indudablemente “dime qué haces y con qué instrumentos lo haces, y te diré cómo piensas”.
II.- Causas actuales: Demostrado está que el asomo de la corrupción está implícito en el impulso de lucha natural entre el ego y la empatía, con un desbordamiento cuando se soslayan o desestimulan los valores éticos morales, para dar paso, sin adecuados controles, al hartazgo por lo material. Fenómeno, con bajo perfil, que se acrecentó, descaradamente, a inicios del siglo XXI, con la presencia e influjo, mundial de un neoliberalismo salvaje que, en esencia, consiste en fincar la prosperidad de pocos con el sufrimiento de muchos. Nuestro Estado se ha convertido en una banda de malhechores con cuello blanco, donde la justicia es huérfana, donde predomina lo económico sobre lo político social con el argumento de que cuando se enriquezcan los de arriba, chorreará para los de abajo. Entonces, no es casual el descuidar la salud y la educación; puestos con altos salarios con freno a los bajos, con fuerte represión al aumento del delito que se indujo. Triste es escuchar la resignación de un pueblo a explotar convulsivamente: “robó, pero hizo”.
¿Qué podemos esperar de gobernantes pertenecientes a nuestra clase burguesa- capitalista?; ¿que gobiernen con el pueblo para el pueblo?
III. Alternativas para su mínima expresión.:
1. Que el Estado, a través de los ministerios de Educación y Cultura, desarrolle un programa nacional para resaltar, especialmente en los centros educativos, los principios de los valores cívicos-morales, fortaleciendo la cohesión familia.
Se impone cambiar nuestro sistema para producir un ser mediocre (libertino, sin ideales, oportunista y violador de principios para la felicidad total); y un ser nuevo que sea exigente y eficiente en sus compromisos; respetuoso y humilde para servir y no ser servido; amante de la paz para la paz social.
2. Consulta popular, coherente al valor y misión, para nombramiento de autoridad jurídica, con el propósito de enjuiciar y condenar actos de corrupción. Ejemplo en Singapur y China.
3. Impulsar un programa para frenar altos y exagerados salarios públicos, mejorando los bajos salarios, asesorando el autoempleo y uso del tiempo libre.
4. Publicar, anualmente, lo índices de pobreza nacional y resultados de medidas para eliminación. Exhibir cualquier índice de pobreza (material o moral) es una vergüenza nacional.
Podemos agregar más, pero dejamos para que anotes tu opinión. Construyamos un Panamá feliz. Copiemos el ejemplo de Finlandia, Dinamarca y Bután.
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*El autor es educador