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- 07/01/2022 00:00
La mujer que escaló el Everest de la justicia
El título del presente esbozo lo hago y concibo emulando la forma, el esfuerzo, los vaivenes, la entereza, la disposición, las luchas, la dedicación, la preparación y consagración, al igual que las escaladas que hay que llevar a cabo para avanzar, escalar y llegar a la cima de la elevación más alta de la Tierra, el asiático monte Everest.
Lo expuesto viene a colación con el arduo trabajo y encomiable empeño demostrado por la recién electa presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), MARÍA EUGENIA LÓPEZ ARIAS, ya que en ella se condensa y resume toda una vida dedicada al noble apostolado ejercicio de la Administración de Justicia, un cumulo de éxitos logrados con esfuerzo, sacrificio, desvelos, estudios, en fin, todos los caminos recorridos por los distintos estamentos tribunalicios, que conforman la estructura del Órgano Judicial, y en los cuales, podemos decir, en forma inequívoca y con toda certeza, que la hoy presidenta del más alto tribunal de Justicia, logra escalar la más alta posición del Órgano Judicial de Panamá, en forma impecable, logrando así, ser electa con la mayoría de los votos de sus pares magistrados que integran la CSJ.
¡Qué honor!, para tan distinguida, probada y consagrada profesional del Derecho, de la mujer de leyes, de la estudiosa de las Ciencias Jurídicas. Llegó, pues, a la cúspide de los peldaños judiciales que todo profesional aspira en el campo de la Justicia.
A muchos nos consta que la magistrada López Arias es una estudiosa consagrada del Derecho, y de ello doy fe, pues en la primera Maestría de Ciencias Penales (1992) impartida en la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá (dos años presenciales consecutivos y con la presentación y sustanciación de tesis de grado); y, precisamente, ahí, en esas aulas de estudios superiores, brillaba y sobresalía en las clases magistrales, sobre todo siendo dicha Maestría la más rigurosa y exigente, desde el punto de vista académico, tal como lo han manifestado varios catedráticos de dicha Maestría.
En las aulas universitarias y en su vida de servidora judicial es una amante apasionada de la literatura jurídica, de allí que no hay libro de la Ciencia del Derecho que escape de su ávida lectura, estudio y análisis. De ahí que podríamos decir que, a esta feliz combinación del estudio y magisterio universitario con la práctica judicial, se deba que sus ejecutorias y su obra sean excelentes, tanto dese el punto de vista de la teoría como de la práctica.
En la magistrada LÓPEZ ARIAS tenemos la avezada JURISTA en todo el sentido de la palabra, pues “es quien afronta los problemas con criterio científico; crea las pautas para las nuevas leyes e instituciones, es el padre de la jurisprudencia y la doctrina, que tan buenos servicios le presta la autoritaria ley, para que tenga plena y razonable ejecución en el caso particular”. (Confesiones de un penalista, Hernando Londoño J.).
Para mí, es obligante compartir el principal y prioritario objetivo expuesto en sus mensajes, en el sentido de empeñarse en cumplir y poner en práctica la tan anhelada CARRERA JUDICIAL de todos los jueces y magistrados, en donde primen y sobresalgan los méritos, el intelecto y la formación jurídica, el conocimiento científico del Derecho, que el sello distintivo sea la MERITOCRACIA en reemplazo del nombramiento del dedo y el amiguismo. Y, como atinadamente apunta la Mag. López: “Los funcionarios no deben tener miedo a la implementación de la carrera. Lo primero es que tomen la decisión de ir a concurso”.
Ese propósito es tan sagrado e indispensable por la sagrada misión del juez, que tiene la alta misión de impartir justicia, de tal manera que la sociedad entera espera que impere LA JUSTICIA, fundada en el Derecho y la Ley. Nuestro ferviente deseo de que fluya del presente escrito un cálido estímulo y un afectuoso reconocimiento a la majestad y loable labor del juez.