• 10/07/2024 23:00

Más importante que saber es saber quién sabe

[...] tener un listado de referentes es más importante que un listado de “influencers”, pero usualmente los referentes no son accesibles por redes sociales, por lo que hay que recurrir al viejo método, pero efectivo, del relacionamiento humano; buscar puntos de convergencia donde podremos conocer a estas personas en la sociedad, el trabajo o el extranjero y sobre todo invertir el tiempo para desarrollar estas relaciones [...]

En un conservatorio con un grupo de estudiantes a la cual invité a mis hijos, uno de los presentes me preguntó: ¿Qué es lo más importante que ha aprendido en su carrera? Le pedí a mi hija que le respondiera. Con algo de pena ella, le respondió: “Más importante que saber es saber quién sabe”. Yo no tenía la menor duda que eso era lo que iba a responder, ya que siempre hablamos de eso y sobre cómo pensar así me ha ayudado en el plano empresarial, laboral, médico y hasta para mi condición física.

Yo crecí en un ambiente donde uno tenía que saber hacerlo todo: cambiar una llanta, repellar con cemento, hacer una mesa de madera, colgar un cuadro, poner una lámpara o resolver un problema de física. Esto obviamente me ayudó mucho, pero me encontraba la mayoría del tiempo haciendo las cosas, sin analizar cuál era la mejor utilización de mi tiempo. Fue ahí donde me di cuenta de que más allá de la satisfacción natural de haber hecho algo tú, tu productividad, éxito y descanso dependía de algo tan trascendental de ahí en adelante: tengo que saber quiénes son los que saben para cada tema. Aunque era claro para mí, no necesariamente era fácil.

Proactividad en las relaciones

Algo que nos pasa con frecuencia es que alguien con una urgencia sobre un tema te llama para preguntarte si conoces a alguien que sepa hacer “algo”, puede ser un plomero, un médico especialista, un maestro o un abogado. En mi caso, cada vez que suena el teléfono, un alto porcentaje de las veces es para esto. Lo que aprendí es que muy difícilmente vas a saber quién sabe si no le dedicas tiempo a saberlo y peor aún, no podrás tener acceso a ellos si no has desarrollado productivamente una relación genuina con ellos; porque no todo es un servicio remunerado, a veces lo que necesitas es un consejo, una opinión o simplemente que te den la mano en algo.

Es por esto que si queremos saber quién sabe y poder tener acceso a su sabiduría, sin importar el tema, tenemos que dedicarle tiempo, desinteresado y genuino, a desarrollar estas relaciones. Y en toda relación el beneficio es en dos vías, por lo que no puedes esperar que te escuchen si no has escuchado primero, no puedes pedir una ayuda si no has estado ahí cuando te han necesitado. El único riesgo que corres es que una vez que hayas sido identificado como “el que sabe quién sabe” te conviertas en un esclavo de este logro, por lo que hay que saberlo administrar especialmente poniendo las fronteras donde esto no interfiera con tu agenda profesional, personal y tus prioridades.

Redes humanas y no redes sociales

En tu “feed” de redes sociales y producto de los algoritmos, tu mundo es el que el algoritmo quiere que veas, por lo que no todos vemos lo mismo, ya que se acomoda a tus preferencias y es probable que equivocadamente tengamos la percepción de que tenemos acceso a un mundo de expertos en distintos temas. Pero la vida te tira muchas curvas y es posible que necesites acceso a expertos en temas que no son de tu preferencia, además que seguir a alguien y darle “like” no garantiza acceso real a su sabiduría.

Es por esto que tener un listado de referentes es más importante que un listado de “influencers”, pero usualmente los referentes no son accesibles por redes sociales, por lo que hay que recurrir al viejo método, pero efectivo, del relacionamiento humano; buscar puntos de convergencia donde podremos conocer a estas personas en la sociedad, el trabajo o el extranjero y sobre todo invertir el tiempo para desarrollar estas relaciones duraderas que nos darán el permiso de poder tener acceso a ellos y ellos a ti, cada vez que sea necesario. Las redes humanas son más importantes que las redes sociales.

Conectando los puntos

Algo que aprendí con el tiempo fue a cocinar sin recetas y aunque no lo parezca para muchos de los que me conocen, me dicen que me queda suficientemente bien lo que preparo. Al no ser un chef estudiado o entrenado por su abuela, he descubierto combinaciones de sabores e ingredientes que no son tradicionales, pero que al combinarlos gustan mucho. Y eso es que, a través de probar distintos sabores a lo largo de mucho tiempo, tu cerebro empieza a conectar los puntos de qué puede saber bien combinado con qué, dando una mezcla única, producto de la unión de varios sabores, como el exquisito sabor de una hamburguesa vs el sabor insípido de una lechuga sola (ejemplo al que me refiero en “El efecto hamburguesa”) o como la unión de cuatro partes de magenta y una de amarillo para dar el hermoso color fucsia.

En las redes humanas producto de la constante y sistemática búsqueda de “quién sabe” el cerebro pasa por el mismo proceso y empieza a conectar esos puntos que ayudan a presentar gente que de forma natural no se hubieran conocido o unido sobre un tema que no parece evidente.

El autor es consultor de Mespi
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