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- 02/07/2024 23:00
Los retos de la seguridad social
La obra y visión del Dr. Arnulfo Arias Madrid y de Manuel María Valdés, al crear la Caja de Seguro Social, corre el riesgo de desaparecer en este siglo veintiuno, de seguir la actitud omisiva de las autoridades en no asumir sus responsabilidades y afrontar los problemas que se ciernen sobre esa institución que le brinda liquidez al Estado panameño. Con estados financieros precariamente auditados y no refrendados por la Contraloría General de la república, se advierte que el Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social en el subsistema exclusivamente de beneficio definido (SEBD) sus reservas se agotarán o consumirán, probablemente en el año 2025. Lo cierto es que las últimas administraciones en esa institución, muy poco por no decir nada, han hecho, por afrontar el problema y contrarrestar un escenario negativo en un futuro próximo. Con un millonario gasto en publicidad, se ha presentado una imagen de una estabilidad financiera muy cosmética, mientras se gastaban a manos llenas el dinero de los asegurados, con escasos o difusos controles.
Lo cierto es que, en unos años, cuando comience a presentarse un déficit que irá en aumento, se irá consumiendo no solo las reservas en el 2025, sino también el fideicomiso creado con la Ley 51 de 2005.
Las acciones de solución deberían ser inmediatas y en un plazo no superior a 24 meses, debiéndose convocar a un diálogo nacional tripartito, interinstitucional e inclusivo con la sociedad civil, funcionarios de la Caja de Seguros Social, trabajadores, empresarios, gremios profesionales y de jubilados y pensionados, en el marco de una efectiva coordinación y visión estratégica con las máximas autoridades del Gobierno nacional. Debe crearse una mesa técnica de revisión de las valuaciones actuariales y ver las recomendaciones de la Junta Técnica Actuarial, evaluando los distintos escenarios y alternativas de financiamiento y ajuste del riesgo del IVM y su subsistema exclusivamente de beneficio definido.
Sin embargo, el problema de la Caja de Seguro Social no está solo en su Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), sino que también hay otro sensitivo programa, el de Enfermedad y Maternidad (EM) que sus reservas financieras van a ser golpeadas en los próximos años. Y es que con los famosos contratos “llave en mano” que se han implementado, indefectiblemente se va utilizar entre un 75 % a un 100% de sus reservas actuales, en el equipamiento y nombramientos de personal, de la denominada “Ciudad Hospitalaria o Ciudad de la Salud”. Se estima, que de los mil trescientos sesenta millones que se tienen en estos momentos como reserva en este programa, se van a tener que pagar gastos que van en el orden de los 800 o quizás más de 1,000 millones de dólares o balboas. Precisamente es el programa de Enfermedad y Maternidad es de donde proviene el pago de los salarios y sobresueldos del personal de salud y de administración y tiene que ver con toda la compra de medicamentos y de los insumos médico quirúrgicos y la construcción de infraestructuras de salud. Debido a que esos gastos deberán asumirse, se estima que las reservas de Enfermedad y Maternidad podrían quedar también cantidades exiguas, para afrontar los gastos que se cubren con el mismo y donde debe evaluarse, si en vez de decretar aumentos automáticos de salarios, debe ponderarse los mismos, midiendo escrupulosamente que sea por méritos, productividad y ejercicio positivo de las funciones de cada funcionario o empleado de la institución.
Se deberán evaluar alternativas que permitan por ejemplo, que la Caja de Seguro Social no esté obligada a dejar todos sus fondos en el Banco Nacional, recibiendo con ello bajos rendimientos y sujeto a decisiones arbitrarias del ministerio de Economía y Finanzas, cuando se le debería permitir su financiamientos a la economía nacional a través de la banca estatal e igualmente para la recapitalización de las reservas financieras de este programa, analizando y actualizando las normas sobre inversiones, para mejorar la diversificación e incrementar los rendimientos de las inversiones, manteniendo la política institucional tradicional de privilegiar la seguridad sobre los fondos invertidos. Se va a requerir mejorar la ejecución de aquellas inversiones no tradicionales, como los préstamos hipotecarios y los préstamos a jubilados, que con mayores recursos administrativos y de promoción, pueden y deben tener mejor éxito, extendiéndolos a todo el territorio nacional, para impactar favorablemente en mejorar la calidad de vida de jubilados, pensionados, asegurados y funcionarios. Se deberán adoptar medidas más agresivas que las efectuadas hasta la fecha, para el control de la evasión y mejorar las recaudaciones. Los procesos tecnológicos no son un fin en sí mismos, por lo que la gestión extra muros de difusión de las nuevas tecnologías y de fiscalización será fundamental, junto a mejoras continuas en la calidad, efectividad y coordinación de los servicios de salud. No se puede seguir evadiendo responsabilidades bajo la premisa de los “costos políticos” que se van a pagar, habrá que adoptar medidas que ya no se pueden soslayar. Aún estamos a tiempo para salvar a la institución creada por el Dr. Arnulfo Arias Madrid y el economista Manuel María Valdés.