• 23/03/2025 00:00

Los quince de Florita

En estos días de compra de aviones y laptops, de construir hospital veterinario y ferrocarril de Panamá a Chiriquí, recordé el simpático poema Los quince de Florita, del cubano Luis Carbonell. El poema empieza así: “Conste que no es fantasía lo que les voy a contar: los personajes son reales, viven en cualquier lugar, un matrimonio, la hija, los quince, evento social”. Pues resulta que la madre de aquel modesto hogar quería que los quince años de su hija se celebraran “con todos los golpes” y a pesar de que “no había con qué”, empezó a planificar: pintar la casa, pedir plata prestada, y ¡ay!, música en tocadiscos “porque la Orquesta Aragón tenía contrato en otro lado”, etc. El poema me hizo retroceder al gobierno de Juan Carlos Varela que planteó la construcción del ferrocarril Panamá-David, proyecto que no entusiasmó al presidente Cortizo. El presidente José Raúl Mulino lo rescató y desea dejarlo como “la obra más importante de su gobierno”, que se estima en $4.500 millones (lea bien la cifra) y sabemos que estas obras siempre resultan costando más. Mientras, sigue en órbita el proyecto laptops del Ministerio de Educación ($241,7 millones) y recientemente se rescata el proyecto Hospital Veterinario ($14,2 millones) que anunció en campaña presidencial para las elecciones del 5 de mayo de 2024 el expresidente Ricardo Martinelli que, por razones conocidas, se vio obligado a ceder la candidatura al que entonces era su compañero de nómina, José Raúl Mulino. Y así, entre ferrocarril, laptops, aviones ($187,4 millones) y mascotas me vino a la cabeza Los quince de Florita.

No se le ocurra a nadie que pongo peros al ferrocarril que atravesaría el istmo a lo largo, y a la compra de aviones “así porque sí”; o que por ignorante en tecnología y asuntos cibernéticos estoy en desacuerdo con las laptops; y menos aún que objeto el Hospital Veterinario por falta de amor a los animalitos, perros, gatos, aves, etc. Todo lo contrario, me sumo a cuanta causa hay para defender el mundo animal y es broma familiar que la fotografía más grande que tengo en casa es la de mi difunto can, Bruno, aquel casi chihuahua a quien quise tanto como quiere el expresidente Martinelli a su yorkie Bruno, fiel compañero en su asilo nicaragüense.

Motiva mi escrito que nada me parece más urgente e importante que resolver la aguda crisis de falta de agua en cientos de comunidades. El agua es salud y significa, además de gran descontento con el gobierno, peligro para la salud mental y física; no contar con agua para lo básico representa riesgos sanitarios, platos sucios, desaseo corporal, madrugar a ver si hay agua en el grifo o ir a buscarla en la quebrada. Además de la falta de agua, es obvio que las instalaciones de salud están, en su mayoría, en condiciones precarias en todo sentido: equipo, personal, medicamentos. A lo largo del país, en los campos faltan caminos que permitan sacar los productos a los mercados; en pueblos, ciudades y carreteras principales el deterioro de las vías es grave y causa de accidentes que cobran vidas humanas y daños a los vehículos con el consiguiente costo económico. En este cuadro de carencias heredadas y dificultades, resalta el mal en cientos de escuelas y resulta difícil de entender que la ministra Molinar anunciara que el 99 % de las escuelas estaban listas para el inicio de clases; contrariando esta afirmación, a lo largo y ancho del país maestros, estudiantes y padres de familia rehúsan iniciar clases por el mal estado de las escuelas, la falta de equipo, personal, agua, electricidad. Y aún así se siguen planteando las laptops, que han sido desechadas en países con altos índices educativos, por el notorio desmejoramiento de aprendizaje y han llevado a retomar el uso del cuaderno, el libro y a escribir a mano.

Lo primero es lo primero y esa debería ser la meta para el gobierno: atender lo desatendido para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, del pueblo. Ese sería el mejor legado que pudiera dejar el gobierno del presidente Mulino. Qué pechón se sentiría si al culminar su periodo “revuelve la mirada y no siente espanto” porque logró dejarnos un mejor Panamá. Nuestro país atraviesa bajones en muchos sentidos. Está claro que el “chen chen” no aparece como nos fue prometido; todo lo contrario, en cuanto a economía seguimos de capa caída y también en calificaciones internacionales. Recuperar la economía y resolver embrollos heredados no solo del gobierno Cortizo y de gobiernos anteriores no es tarea fácil. No obstante hay acciones del gobierno actual que generan descontento. De esto no ha habido ni habrá gobierno que se salve, pero resultaría mejor si en vez de anteponer a nuestro bienestar y sano desarrollo el idealizado ferrocarril, aviones, laptops, hospital para mascotas, etc., nos proporciona mejor calidad de vida. Esto decía la mamá de Florita “... No me vengas que no hay plata, se la consigue prestá y si es preciso se empeña, que Dios nos ayudará”. Mal ejemplo a seguir.

*La autora es comunicadora social
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