• 16/08/2024 00:00

Los componentes de los reclamos a la seguridad social

Invertir la pirámide sanitaria es el reto para terminar con el atoramiento de cupos y citas, para ello es menester la creación de clínicas o consultorios de atención primaria mínimos o iniciales, tal cual lo hacen los oficiantes de los consultorios privados

He escrito sobre el Seguro Social con títulos más específicos, pero pienso que los tiempos que se vienen requieren identificar cómo la comunidad percibe este tema. Pienso que tal vez la precisión terminológica en temas sanitarios y económicos tornaría espesa la visión del reclamo general por lo cual, esta vez, he de presidir de ella.

La aparición recurrente de críticas a la seguridad social contiene dos reclamos: Uno es el destino y uso de los fondos, lo cual requiere la precisión de cómo se van a guardar, cómo se van a utilizar, para qué y quiénes serán los beneficiados. A ese tema he dedicado artículos previos. El otro es el clamor por un sistema de salud humano que sea oportuno, continuo, disponible y accesible.

Las referencias al mal funcionamiento del sistema sanitario de nuestro país no pueden circunscribirse a la valoración simplista de los resultados y concluir apresuradamente acerca de que tenemos una intervención profesional de mala calidad: Cierto es que Panamá forma profesionales de salud de alta calidad técnica; pero esto no predetermina la conducta social.

El problema de salud es organizativo, ello condiciona el actuar de quienes están adentro porque el acceso a los servicios se hace a través del contacto con superespecialistas. Este tipo de profesionales es el que predomina en la formación. Tenemos en consecuencia una estructura de servicios con forma de pirámide invertida en la cual la parte inferior es angosta, con pocos médicos de atención primaria y la parte superior es ancha con más especialistas. En una situación así el especialista se acomoda al manejo circular de sus pacientes y no retornan a una base en la cual predomine la localización geográfica de profesionales específicos para los grupos humanos atendidos y servidos en su territorio de procedencia, con el fin de impedir el desarrollo de patologías e incrementar su capacidad de concurrencia a la producción

Invertir la pirámide sanitaria es el reto para terminar con el atoramiento de cupos y citas, para ello es menester la creación de clínicas o consultorios de atención primaria mínimos o iniciales, tal cual lo hacen los oficiantes de los consultorios privados. En estas estaciones de atención primaria se impone cómodamente la práctica de la adscripción de unidades territoriales con población bajo su tutela, definida por su contigüidad. Estos consultorios o estaciones de atención primaria deben ser en el área metropolitana de un mínimo de dos a tres por corregimiento.

Las estructuras mayores no son la solución para hacer crecer la satisfacción de la población, aunque pueden hacer prosperar a quienes las construyen y mandan a construir.

Hay que tener en cuenta que un sistema de salud bien concebido se planea con centros de salud - o policlínicas - que refieren a hospitales de segundo nivel y estos a hospitales de tercer y cuarto nivel.

Es importante que el nivel de complejidad se conciba así en forma ascendente y no como lo tenemos ahora en donde la población entra al sistema a través de especialistas situados en el tercer y cuarto nivel. Se trata de un sistema sin retaguardias, ya que después del hospital solo queda el cementerio.

El autor es médico
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