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- 21/03/2025 07:46
Loor al maestro
Para hoy hay anunciada una huelga general para, supuestamente, protestar por la aprobación de la nueva ley de la Caja de Seguro Social. Digo supuestamente, pues si ustedes les preguntaran a los “huelguistas”, aparte de repetir como papagallos las arengas de unos supuestos líderes, ni siquiera han leído la ley aprobada.
Hacia finales del año pasado, en un artículo escrito por mí, comenté que nos esperaba un año 2025 con un camino pedregoso en el área económica. Lo que nunca me imaginé es fuera a estar tan lleno de piedras como lo que se está viviendo. Un buen termómetro de la economía son las tiendas dentro de los centros comerciales y en su gran mayoría te comentan que octubre y noviembre fueron malitos y que diciembre no ayudó a recuperarse.
Ese arrastre ha hecho que enero y febrero, que también han sido bastante irregulares, por no repetir malos, está presentando una situación que no podrán seguir manteniendo por mucho tiempo más. Hay que reconocer que, a esta situación, no han ayudado mucho las declaraciones y acciones de quien ocupa la presidencia de Estados Unidos de América.
Si sumamos todo esto, no me hace sentido que grupos como los educadores insistan en un paro de labores y más aún cuando ellos saben perfectamente que, al igual que los médicos, su trabajo es imprescindible. Si no hay niños y jóvenes educados, nos estamos condenando a un futuro ya no gris, sino casi que negro. Y si hacemos la terrible comparación de los niños y jóvenes que asisten a los colegios privados frente a los que se ven afectados por estos paros, huelgas, como las quieran llamar, esa brecha de la que tanto se habla se ensancha tan rápido como se desperdicia el agua cuando se limpian las aceras a punta de manguera.
Todo el país sabe que organizaciones tan desprestigiadas como Suntracs tienen tanto poder de convocatoria como son sus resultados en cada elección nacional en la que participan con algún candidato. Pareciera que esos dirigentes sirven solo para vivir bien y para anhelar hacer lo mismo que les critican a las autoridades del gobierno de turno, sea quien sea. Lo que no entiendo es cómo algunos buenos dirigentes de los gremios de educadores prefieren contribuir en la ruina del país a erguirse por encima de hasta sus propios deseos personales, para contribuir al engrandecimiento del país.
Todo esto hace que varios analistas políticos con quienes he conversado, pensemos que hay algo más detrás de todo lo que está sucediendo. Y como en Panamá los “bochinches” circulan primero en la “Vereda Tropical de la Desinformación” y se cumple el famoso dicho de que “lo que circula como bola, termina siendo cierto”, tenemos que considerar que debe haber un hilo conductor entre lo que sucede en las calles y la desestabilización económica que esto conlleva, con lo que sucede en la embajada de una nación centroamericana, en la Corte Suprema de Justicia y en la Asamblea Nacional, cuando hasta un diputado de un partido no afín al partido gobernante, promueve la liberación del “líder de otro partido” y un dirigente de ese partido amenaza que no habrá paz social mientras no se haga lo que el dueño del partido desea.
¿Es que de verdad hay quien prefiere destruir al país para ejercer algún tipo de presión que lo lleve a salvarse de cumplir la ley? Eso no es ser un verdadero líder, ni siquiera de la junta directiva de un PH. Eso es ser un cobarde, misógino. Que piensa que todo tiene un precio. Y volvemos a caer en mi tema favorito: la falta de valores cívicos, éticos y morales tiene a nuestro querido Panamá en un proceso de decadencia que se acelera con el pasar de los días.
La época de los grandes líderes que ha tenido el país, como el Dr. Belisario Porras, Arnulfo Arias y Omar Torrijos, pasó. Pero todos, con sus aciertos y desaciertos, de una manera u otra, dejaron un legado al país. Me imagino que muchos me odiarán por destacar el liderazgo de los últimos dos, pues, a ellos, o los aman o los odian, no hay términos medios en ese renglón. Pero no me vengan a decir ahora que existe un cuarto que todo lo que ha hecho es comprar y destruir todo por donde camina. Eso no es liderazgo, eso es clientelismo.
Los educadores de nuestro país aún tienen la posibilidad de intervenir para salvar al país. Aún tienen la oportunidad de aportar e inclusive ser los verdaderos líderes que estos turbulentos momentos demandan. El país los llama a, como dice el himno al maestro:
En sus manos no luce y destella
ni la espada marcial ni el cañón
sino el libro, la bíblica estrella
que conduce hacia la redención.
Hoy, los exhorto a erguirse por encima de hasta sus intereses personales y buscar el beneficio de sus queridos estudiantes, quienes, al igual que sus propios hijos, buscan un mejor futuro para todos en esta gran nación.
El error, enemigo siniestro
va borrando su denso capuz,
cuando pasa triunfante el maestro esparciendo torrentes de luz.