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- 17/07/2019 02:00
La soberbia llegó a la Asamblea
Lamento profundamente las duras declaraciones de la diputada Zulay Rodríguez contra los extranjeros en Panamá y sobre las leyes que pretende que se aprueben, para exigirnos deberes, pero también para eliminar nuestros derechos. No puedo creer que aún exista gente en Panamá con esta mentalidad. La xenofobia y el populismo no llevan a ningún lado. Creer que los extranjeros son los culpables de la falta de trabajo para los panameños, es un error, porque además una vieja legislación impide que ejerzan en 50 profesiones, una barrera que debería derribarse de una vez por todas, permitiendo que todo extranjero ejerza, siempre y cuando cumpla con una reválida de carrera, como se hace en todo el mundo.
Ningún país avanza sin el concurso de los migrantes. Me niego a aceptar estas desaforadas declaraciones de la diputada Rodríguez. Lo que debe hacerse es mejorar los controles migratorios. Esa es la solución, no esta postura política desmedida, cuyo único fin es generar una matriz de opinión equivocada en las masas más débiles y maleables.
¿Qué pretende la diputada? ¿Execrarnos de nuestros derechos e imponernos puros deberes y doblegarnos como seres sumisos a una autoridad que nos tendría en la mira cada vez que emitamos cualquier opinión?
Lo que debe hacer la diputada Rodríguez es ver cómo impulsa el mejoramiento de la competitividad de los nacionales, en vez de estar viendo la paja en el ojo ajeno. Muchos de los extranjeros que residen en Panamá son altamente competentes y profesionales. A muchos no se les permite ejercer su profesión absurdamente por temor a que ocupen las plazas de los nacionales, un temor infundado, porque solo debería temer a ser relevado aquel que no esté bien preparado para conservar su empleo. Por otra parte, muchos extranjeros aportan su conocimiento en campos donde los panameños aún no son expertos.
El Artículo 46 de la Constitución Política de Panamá señala que las leyes no tienen efecto retroactivo, excepto las de orden público de interés social cuando en ellas así se exprese. En materia criminal la Ley favorable al reo tiene siempre preferencia y retroactividad, aún cuando hubiese sentencia ejecutoriada.
Muy distinto es sancionar a cualquier extranjero que cometa delito penal y deportarlo, que derogar decretos que favorecen la estadía de extranjeros que contribuyen al desarrollo del país. Es evidente el tono prepotente y arrogante, pletórico del más desbocado poder, con el que habla la diputada, como si ella misma fuera la Asamblea y le diera la orden de revocación a los otros diputados.
Estas iniciativas de la diputada Rodríguez me hacen compararla con Hitler y su persecución contra los judíos. Ni siquiera quiere darles el beneficio de una regularización rápida y económica a los de menores recursos, sino que arremete implacable contra ellos al pretender imponerles una regularización desorbitante y cada seis meses, lo que solo beneficiará a los abogados y al sistema migratorio. Es insólito hablar de multas de hasta 500 dólares por el solo hecho de no cargar consigo el carné de migración.
Esto sería un retroceso evidente en un país que requiere más apertura para reactivar su economía y para poner a funcionar a las empresas medianas y grandes que día a día se constituyen y que necesitan gente profesional proveniente de otras latitudes. Si eso no se entiende, el país irá irremisiblemente en reversa y no habrá programa turístico ni Canal alguno capaz de solucionar la crisis que se avecina.
PERIODISTA