• 04/11/2024 00:00

Llegó Matea (2)

Independencia sin sangre es la misma de 1821, 1840, 1855 y 1903 y Llegó Matea ha sido la constante del pueblo panameño, apoyando el gran proyecto istmeño de autonomía, separación e independencia.

El pueblo panameño no tenía armas para enfrentar la represión colombiana, Amador y Bunau Varilla habían logrado convencer al Gobierno norteamericano que el pueblo panameño deseaba y apoyaba la separación de Colombia por lo que le sacaron la promesa de no intervenir a favor de Colombia, aplicando el Tratado Mallarino Bidlack de 1846 y de enviar a la bahía de Colón y de Panamá, barcos de guerra para disuadir a los colombianos que se retiraran de las aguas costeras, como lo hicieron el 4 y 5 de noviembre de 1903. Pero Amador, médico del Batallón Colombia, había logrado por sus amarres amicales con el coronel Esteban Huertas, que los soldados bajo su mando no enfrentaran a los separatistas.

Amador también había logrado la promesa de Huertas de entregarles armas a los panameños que lleguen al Cuartel Chiriquí a solicitarlas en defensa del pronunciamiento que se haría esa tarde del 3 de noviembre. Más todavía, el más anciano de los conspiradores, Amador Guerrero, había logrado que el general liberal Domingo Díaz se uniera a la conspiración conservadora. De allí que le solicitó reuniera al liberalismo en el Parque de Santa Ana a las 5 de la tarde y de allí marcharan hacia el cuartel Chiriquí, a buscar las armas prometidas. Las armas les fueron dadas y los panameños capitalinos se atrincheraron en las afueras de la ciudad capital para enfrentar la amenaza del Batallón Tiradores. La inteligencia y la nobleza de los conspiradores pudo más, para evitar el derramamiento de sangre entre hermanos panameños y colombianos divididos por los partidos.

El 3 de noviembre, a las 7 de la noche, en el Hotel Central, que allí está como testigo mundo, se reunieron los conspiradores y lanzaron el Manifiesto Separatista, redactado por el abogado liberal Eusebio A. Morales y el 4 de noviembre el Cabildo de Panamá reunido soberanamente, apoya el manifiesto de la Junta Revolucionaria y se pasea la bandera nacional pensada y cosida en la clandestinidad y se inicia la organización del nuevo Gobierno de la Nueva República Independiente, asesorado por el abogado liberal Carlos A. Mendoza. El 4 de noviembre en la bahía de Panamá y el 5 de noviembre en la bahía de Colón, zarpan para Colombia los buques de guerra que amenazaban con sangre la separación de Panamá de Colombia, después de una larga espera de 82 años.

Otra perla para los negacionistas de nuestro separatismo independiente y patriótico:

“...¿Podrá negarse al Istmo la capacidad de existir como Estado Independiente? Privilegiado por la Divina Providencia el Istmo contiene en sí, un germen de engrandecimiento, negado a todos los demás puntos del globo, el cual consiste en estar llamado a ser el emporio del comercio universal por medio de una comunicación intermarina ya sea acuática, ya terrestre, ya mixta”.

Este planteamiento político y futurista no es colombiano ni es gringo ni es europeo, es del coronel panameño y luego general del Ejército Colombiano, Tomás Herrera, fundador de la Primera República Independiente del Istmo de Panamá en 1840.

Los intentos de autonomía, separatismo e independencia de Nueva Granada primero y luego Colombia, se inician desde 1830 y siguen en 1831, 1840, 1855 y 1860 y todas fracasaron. Las fuerzas colombianas y norteamericanas jugaban a favor de quienes confundieron la unión voluntaria del Istmo a la Gran Colombia de Bolívar en 1821. En nuestro auxilio una vez más, Justo Arosemena, el creador del Estado Federal de Panamá, les dirá a los congresistas colombianos en 1855 y les recordará a los panameños de ayer y de hoy, lo siguiente: “...quede pues para nosotros solos la gloria de nuestra emancipación (1821): quede la de habernos unidos a Colombia cuyo esplendor nos deslumbró y cuyo derecho sobre el Istmo era ninguno...”.

Independencia sin sangre es la misma de 1821, 1840, 1855 y 1903 y Llegó Matea ha sido la constante del pueblo panameño, apoyando el gran proyecto istmeño de autonomía, separación e independencia.

¡Viva noviembre, el mes de la patria!

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