• 25/04/2023 00:00

¿A dónde llegan las palabras?

“Escribir es un viaje que nos permite regresar el tiempo, modificar el presente, volver al pasado o volar al futuro a través de la conjugación de las letras”

Hace unos meses participé de un conversatorio para la presentación de una novela a la que auguro éxito. El escritor de esa obra ha sido mi mentor, en la aventura de transformar palabras escritas en sentimientos.

Hace dieciséis años, cuando le conocí, yo atravesaba una situación personal que impactaba profundamente mi realidad.

Como buen observador, notó mi preocupación y me aconsejó: “escribe hasta que logres expresar lo que sientes, pues a través de la escritura puedes contar vivencias donde se expanda el alma, expreses tus emociones y liberes cargas”.

De ahí, entendí que la escritura puede ser un elixir para el espíritu y un refugio para los sentimientos que a veces no podemos expresar con fuerza y claridad.

Durante muchos años, su consejo hizo que la pluma y el papel se convirtiesen en mis aliados, cuando las emociones rebosaban mi ser. Me di cuenta, desde el primer artículo, de que si al escribir podía dejar una huella en aquellos que los leyeran, tenía el compromiso de seguir escribiendo. Logrando, de tal manera, que las palabras no fueran arrastradas por el viento y en su lugar fueran atrapadas por la conciencia de algún amable lector.

Plasmé en escrito mis ideas por algún tiempo, pero dejé la pluma descansar por un período mayor; hasta el momento en que la vida me volvió a cruzar con mi mentor el día de la presentación de su obra. Nuevamente, se coló entre su exposición un sutil consejo, como suelen hacer los maestros, y decía: “El mayor enemigo de un escritor es dejar páginas en blanco”. El mensaje de esa frase era para mí y entendí que un escritor nunca debe dejar de escribir. Los que cultivamos este arte por pasión sabemos que un pedazo de papel es un lienzo para esparcir nuestros más profundos sentimientos y anhelos.

Sus palabras, resonaron en mí, una vez más, y me pregunté “¿por qué has dejado dormida tu pluma?, si tomarla y derramar tinta en tus lienzos es algo que te da plenitud”. Desde entonces resurgió la chispa en mi inspiración y retomé mi gran pasión. Cada anécdota vivida es una oportunidad de escribir, una oportunidad de plasmar emociones en un lienzo indeleble e imperecedero a quienes desean recibirlo.

Siempre he considerado que escribir en positivo, de manera serena, refinada, clara pero firme -aunque el mundo que nos circunde sea inquieto y hasta perturbador- deja un remanso de paz, capaz de convertir las situaciones complejas en gotas de esperanza para aquellos que se cruzan con mis reflexiones.

He escrito mucho, pero no suficiente, de temas variados siendo una voz sensata, respetuosa y honesta de la vida tal como la percibo, pues me declaro aprendiz de vivencias propias como ajenas.

En cada lienzo trato de dibujar con palabras, sentimientos y emociones, que permitan a quien los leyera sentir en carne propia los hechos que expongo. Imprimir con el impulso de mi pluma, colores, sonidos, sentimientos tal cual lo hace una pintura a sus espectadores.

En mi infancia y juventud siempre había sido dada a escribir poemas, pensamientos, cuentos, reflexiones, uno que otro discurso y hasta, frases de amor para que mis amigas entregaran a sus enamorados. Aunque ellas siempre me decían “debes ser escritora”, solo lo tomé como mera afición. Hoy reconozco que escribir permite abrir las puertas del corazón. La escritura es una forma de entregar a alguien un regalo traslucido de mi experiencia de vida, es el placer de volcar los sentimientos y contenerlos en un papel y a la vez capaz de trascender los espacios de la hoja. Es grato cuando alguien lee tus escritos y te dice: “escribiste exactamente lo que siento y no sabía expresarlo y tus palabras me lo han puesto fácil”.

Así decido escribir estas palabras para retomar esa vitalidad que me producen las reflexiones personales que comparto con todo aquel que me regale un instante de su tiempo.

Escribir es un viaje que nos permite regresar el tiempo, modificar el presente, volver al pasado o volar al futuro a través de la conjugación de las letras. Nos permite colar los sentimientos, liberar cadenas, expresar lo que somos y llevamos dentro.

Que hoy 25 de abril de 2023, celebremos el Día del Escritor panameño dedicándole unas palabras a cada una de esas personas que han trazado el derrotero para que hoy siga habiendo otras que deseemos plasmar en papel ideas y sueños. Muchas de ellas han trascendido de este plano físico, pero han inmortalizado su existencia y su recorrido terrenal con sus obras.

Y con broche de oro no puedo dejar pasar esta importante ocasión y brindarle un homenaje al escritor que me animó y me anima a llevar a un lienzo la palabra convertida en libertad.

A usted, maestro, gracias y feliz día.

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