• 20/07/2024 09:37

La ética al conducir, un asunto de todos

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española conductor es la persona que va al mando de un vehículo. Al mando, se traduce en la calificación que sugiere que alguien lleva el control y responsabilidad de algo y por vehículo se decanta que es una herramienta que coadyuva a facilitar el acceso, relativamente, rápido a lugares cercanos o remotos, que sin su uso tomaría mayor cantidad de tiempo llegar. Forman una triada indisoluble que salvaguarda tu vida y la de los demás. No obstante, por la falta de responsabilidad muchas veces se convierten en un arma de doble filo: destrucción y muerte.

El Instituto de Nacional de Estadística y Censo (INEC), señala que en el primer trimestre del año se reportan 10,678 casos de tránsito con 82 víctimas fatales. Estos datos son alarmantes, pues en una sociedad moderna donde se toman en cuenta los valores, la tecnología de punta, la adecuación de las vías y la señalización vial, estas cifras no debiesen existir o ser mínimas.

Países como Suecia, Cuba, Reino Unido y España han reducido considerablemente la cifra de siniestrabilidad vial. ¿Qué han implementado ellos para lograr la reducción de la incidencia de hechos de tránsito y qué nos falta a nosotros para lograrlo?

Otros países como Corea del Sur y Singapur pretenden adoptar el uso de inteligencia artificial a través de la utilización de carros autónomos y poner la tecnología al servicio de la sociedad. Con la asistencia de esta tecnología automatizada se podrán detectar peligros, obstáculos y animales en la carretera, así como obtener información sobre las condiciones meteorológicas de un sitio en específico, todo con el afán de reducir las colisiones menores y mayores en sus caminos y carreteras.

Tal vez, nuestro país aún este lejos de implementar estos avances innovadores, pero tarde que temprano estaremos encaminados a incorporarlos y que sean parte de un nuevo estilo de vida. La instauración de lo anterior es una invitación a los organismos que rigen el destino de nuestro país.

Actualmente, las autoridades son los entes idóneos de mantener las vías seguras y en óptimo funcionamiento, si bien es cierto, es su tarea la responsabilidad debe ser solidariamente compartida con el usuario de las vías. Muchas veces somos expeditos en transferirles la responsabilidad absoluta a dichos mandos cuando la obligación de educación vial y buenas prácticas viales nos corresponden a todos, por ser un asunto de índole civil. Como ciudadanos debemos ser responsables y asegurarnos de proteger nuestra vida, la de nuestros pasajeros, la de los otros conductores y a las personas que usan las vías. Así como, cuidar los bienes que son de uso común como son las calles donde nos movemos.

Muchas carreteras de nuestro país están deterioradas por la afluencia de articulados pesados no adecuados para circular en ellas, de acuerdo a su peso y dimensiones, lo que produce un evidente menoscabo y obliga a las autoridades a señalizar con letreros de hombres trabajando con frecuencias las vías. No solo los letreros, los banderilleros, los trabajadores y flujo intermitente afecta la normalidad vehicular y muchas veces impacta en la incidencia de congestionamiento y hasta en la concurrencia de hechos de tránsito. Es una serie de hechos concatenados. Así que toda actuación activa o pasiva en esta materia tiene consecuencias.

Muchos creemos ser ases al volante y tener dominio total del timón en la carretera, pensando que somos invictos e inmortales. Asimismo, he escuchado gente decir tal o cual no maneja a mi ritmo, o pareciera ir “vendiendo huevos” tal como decimos los panameños; sin tomar en cuenta que los espacios donde transitamos: calles, autopistas, avenidas tienen su propio parámetro de velocidad a seguir. Me pregunto ¿la velocidad, el apuro justifica que cargues a tus espaldas algún lesionado o peor algún muerto por accidente de tránsito?

Irresponsabilidades individuales producen consecuencias colectivas y lamentablemente -en muchas ocasiones- negativas. Por ejemplo, si usted va rápido para llegar a tiempo a una cita, otro usa el celular para avisar que llega tarde, otro se pasa una luz roja, otro no durmió, otro tomó alcohol, otro no usó el cinturón de seguridad y un interminable etcétera. Cada percance, o hecho fortuito o provocado puede generar una consecuencia más severa, un efecto domino y degenerar situaciones caóticas. La suma de todos esos factores se traduce en los 10,678 casos reportados a marzo. Estos desórdenes diarios se pueden evitar con conciencia y responsabilidad social. Es una cuestión de ética, la decisión siempre está en nuestras manos.

Al conducir debemos exhibir las mejores prácticas de convivencia que permiten una correcta y fluida interacción de los usuarios de las vías de nuestro país, aplicando entre otros el principio ético de la responsabilidad o como aquellos que una vez aprendimos en el manual de conductor: Cortesía en el manejo. Evitemos el caos en la vía y trabajemos por una mejor conducta al conducir.

Así el congestionamiento vehicular, el stress diario no justifican que los conductores olvidemos las normas éticas que se deben cumplir una vez se toma las riendas del volante. Estas son situaciones que no deben ser impedimento al mantener una buena conducta y prudencia al conducir. Excusas sobran para evidenciar el desorden en el comportamiento vial, sin embargo, no debemos olvidar que somos responsables del vehículo que conducimos y de los pasajeros o carga que llevamos.

Los accidentes de tránsito causan daños materiales y hasta pérdidas de vidas humanas. Estudios demuestran que los conductores son mayormente los causantes, más que fallas mecánicas, condiciones climáticas o de la vía, por lo que es vital respetar las señales de tránsito y tomar en consideración el estado de la vía.

Es muy triste ver el incremento de accidentes de tránsito, y más aún cuando hay pérdidas de vidas humanas. Y más pesar da, que los ciudadanos interfieran en ocasiones con la ayuda o asistencia que requieren los involucrados grabando el hecho desde su criterio. Para construir una mejor sociedad, diferente fuera, que las redes sociales fuesen usadas como agentes de cambio y transmisoras de las buenas prácticas y no así para registrar escenarios trágicos de algún accidente vehicular.

La ética al conducir se está perdiendo y es tarea de todos reconstruirla. Es un tema amplio al que solo le damos importancia si nos vemos involucrados en un hecho de tránsito.

Un conductor ético toma en cuenta los derechos y las necesidades de otros conductores y de los transeúntes. En el día del conductor, el 25 de julio, es importante incentivar a la ciudadanía a ser responsable de guiar un vehículo y recordar que, así como nos preparamos una vez para recibir con orgullo nuestra primera licencia, es un honor y responsabilidad portarla.

Las autoridades y sus agentes cumplen cabalmente su rol y sancionan con medidas ejemplares las conductas irregulares de los conductores. He visto a ciudadanos discrepar las decisiones de los técnicos en la materia, pero estas medidas disuasorias son la única forma de reducir el comportamiento irregular en las vías y procurar una menor incidencia de hechos de tránsito.

Recuerde usted es la figura más importante cuando sus manos están detrás del volante, cuide su vida y la de los demás.

La autora es abogada

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