• 17/02/2024 00:00

Lavando y planchando en Panamá

Encuesta de Miércoles de Ceniza, a los trasnochados les preguntamos: ¿Qué saben ustedes sobre lavado de dinero? Estaban presentes somnolientos y cansados amigos de la familia, el servicio doméstico, vecinos y allegados. ¿Qué entiende el panameño por ese delito de lavado? La respuesta de quince de los visitantes fue: “... Seguro en el gobierno se robaron plata, pero no sabemos más nada”. Otros cuatro, afirmaron, son los mismos que hace diez años robaron las pinchadoras, altos mandos de ministerios y asamblea. El último invitado, un abogado de oficio, sospecha del presidente de la banda, pero no dice nombres con miedito que lo embarren. Antes de retirarse, el jurista dejó en el aire la recomendación, mejor pregunten en el Juzgado Liquidador de Causas Penales, la honorable Baloisa Marquinez, ella lo sabe todo. La práctica nos enseña que los pinchazos telefónicos van de la mano con el lavado de dinero, ahora le dicen inteligencia artificial. Marcan atracos al Tesoro Nacional, plata de todos los panameños recaudado por vía de tasas e impuestos y servicios como la emisión de pasaportes, permisos de conducir carros particulares, taxis y buses, licencias de importación y venta de bienes como el tanquesito de gas, multas variadas, permiso para vender frituras, operar un kiosco, un supermercado, un gran almacén en el mall. En todas esas compras de zapatos, desodorante, jabón, ropa, ricos y pobres pagamos el 7%. Panameños y extranjeros contribuimos con centavos o dólares al Tesoro Nacional para cubrir el salario de presidentes y demás empleados del gobierno, civiles y policías, manzanillos, contratistas y un largo etcétera.

En el año 2012, los israelitas de NSO Group vendieron la pinchadora Pegasus por ocho millones de dólares al Consejo de Seguridad de Panamá, representado por el jefe Gustavo Pérez. De una mano a la otra, el desembolso final facturado al Programa de Ayuda Nacional (PAN) fue de doce millones, una coima del 50%. Pese a tantos atracos de dominio público, los panameños seguimos ignorando que todo un pueblo contribuye para que nos roben vía lavado de dinero. Bien manejado, el Tesoro Nacional debe cubrir las jubilaciones, atención de la salud y medicamentos, seguridad en las casas y calles, la planilla oficial, educación de los hijos... ¡Sobra para los helados y el keke!

Los autores del atraco son igualitos al que robó, pero hizo... millones, compadres con mando ejecutivo, el presidente, los ministros, directores de instituciones como el Santa Claus del PAN, Rafael Guardia, que confesó ante el Juez Leslie Loaiza, explicando que por órdenes superiores (¿?) fumigó más de 30 millones de dólares. Un festín orquestado por el secretario de la Presidencia, Adolfo Chichi de Obarrio, condenado en Panamá y premiaron con asilo gratis al paisano en Italia. Exministros como Suárez y Ford han sido procesados o tienen juicios pendientes igual que de Lima y Francolini. Los hermanos Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli pagaron cárcel y multas millonarias en Estados Unidos, condenados por el Juez Edmond Dearie, NY. En tanto que el presidente de aquella época dorada, Ricardo Martinelli, en el tribunal de Baloisa Marquinez fue condenado a 10 años de cárcel y multa de 19 millones de dólares. Con la policía pisando sus talones evadió el arresto, reclamando dudoso asilo diplomático en la embajada de Nicaragua, la nueva cárcel de calle 63 y Alameda, en la noble y leal ciudad de Panamá.

Cualquier modalidad del lavado de activos cometida por funcionarios del Gobierno Nacional, es un atraco directo al pueblo panameño. La forma típica incluye complicidad de terceros que prestan su nombre, empresas reales o fantasmas para simular y santificar contratos con doble precio, medicinas vencidas, comida pasada, contratar equipo de construcción para fabricar tubos de alcantarillas sin hueco.

El delito de lavado de dinero o blanqueo de capitales está tipificado en el Código Penal, Título VII, Delitos Contra el Orden Económico, el Capítulo IV define jurídicamente las modalidades de esta figura delictiva que hace más de un siglo en Norteamérica fue puesta de moda por mafias importadas de Europa. Después de los Dillinger, Maranzzano Al Capone ..... Vinieron los capos de la cocaína, colombianos y mexicanos, Pablo Escobar, Rodríguez Orejuela, el Mexicano Gallardo y decenas más que se ha tragado el pozo de la historia negra. Fueron buenos profesores, los asimilaron políticos y mafiosos modernos que como grandes personajes circulan por la vereda tropical.

El autor es empresario
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