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- 10/11/2024 00:00
Las inteligencias artificiales como nuevo paradigma
En su libro La era de la inteligencia artificial y nuestro futuro humano, de Henry Kissinger, Eric Schmidt y Daniel Huttenlocher, establecen que la inteligencia artificial tendrá como fin “acceder a nueva información, producir importantes avances científicos y económicos y, al hacerlo, transformar el mundo [...] La IA abrirá perspectivas de conocimiento y comprensión sin precedentes”. Los recientes premios Nobel de Física, Geoffrey Hinton y John Hopfield, enfatizaron en la necesidad de trabajar en la “seguridad” de las inteligencias artificiales.
Dado los acelerados cambios que se están dando en el marco de la cuarta revolución industrial, muchos de los esquemas que estamos utilizando, lo más probable es que están desfasados. Estamos en un momento que utilizamos distintas inteligencias artificiales para gran parte de nuestras actividades cotidianas, en las sociedades capitalistas con acceso a mercancías, como teléfonos inteligentes (considerado como una extensión de nuestro cuerpo), relojes inteligentes, televisores inteligentes, plataformas inteligentes, en fin, cuanta cosa pueda tener internet puede ser considerado eufemísticamente como inteligente. También las inteligencias artificiales operan en actividades más sofisticadas en el campo de la medicina, el pedagógico y militar.
La mayoría de los trabajos de investigación que tengan como objeto de estudio a las “inteligencias artificiales”, realmente no producirán ninguna novedad, sino que estaría normalizando la actividad científica considerando las inteligencias artificiales como un “objeto” de estudio. En esta ocasión, a diferencia de todas las experiencias pasadas, esta no es una revolución científica más, sino algo que no conocemos sus límites. Ya se habla de algo más avanzado, de inteligencias artificiales generales (AGI por sus siglas en inglés), cuya capacidad será desarrollar actividades intelectuales de cualquier tipo. Los lemas de Descartes, “pienso y luego existo” y, el de Kant, “atrévete a pensar”, tendrán que repensarse a la luz de este nuevo paradigma, teniendo en cuenta que el “pensar” era considerada una facultad exclusivamente humana.
Ya no es innovador ni revolucionario usar algún tipo de inteligencia artificial, de hecho, en la práctica, a lo sumo estamos jugando a niños genios con alguna de ellas, ya en desfase con los últimos avances que se están dando en el seno de la cuarta revolución industrial; a propósito, poco transparentes. A diferencia de una investigación en espacios académicos que pasa por un riguroso filtro de evaluación ética, los avances científicos en inteligencias artificiales ocurren a la sombra de la vida pública. Lo cual tampoco es nuevo, por ejemplo: el proyecto Manhattan, liderado por Oppenheimer, se desarrolló en secreto. Las inteligencias artificiales están siendo desarrolladas mayormente por corporaciones privadas (Open AI, Google, Cortex, Meta, Microsoft etc...), en China el cambio se da con respecto a la participación del gobierno en su desarrollo. Las inteligencias artificiales también entran en la geopolítica.
No solo se trata de que estemos jugando literalmente con las inteligencias artificiales, de estar terminando de armar el rompecabezas. Por eso organizamos seminarios sobre inteligencias artificiales, incluso ya podríamos hablar de un cambio de matriz disciplinar, cuando surgen cursos de inteligencias artificiales y carreras, no nos sorprendería que pronto también haya facultades de inteligencias artificiales. Sin duda, necesitamos hacer un análisis ético de los acelerados cambios y sus consecuencias en el seno de este nuevo paradigma.
*El autor es profesor en la Universidad de Panamá e investigador del SNI-Senacyt