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- 14/10/2024 00:00
La oposición en Panamá
Siempre hemos pensado que la oposición son los partidos políticos que no tienen el poder político, suelen ser los que no ganan las elecciones. Por lo tanto, es un elemento básico del funcionamiento de las democracias pluralistas, representan la cristalización de la diversidad social.
La oposición tiene una relación directa con la democracia porque busca la solución del conflicto, no en la eliminación del adversario, sino mediante la identificación de intereses comunes, promueve la superioridad del diálogo sobre las confrontación y sus funciones van mucho más allá de la mera expresión de la protesta o el descontento, pues su continua participación en los órganos de representación popular le aseguran una influencia sostenida sobre el proceso de decisiones.
Una vez que ganó Mulino, (34,41 %) con el movimiento Alianza – RM Salvar Panamá, quedaron en supuesta “oposición” los partidos perdedores: PRD, Panameñistas, CD, Moca e Independientes. Pero la realidad es otra, hoy no hay oposición, hay un acuerdo programático entre estos partidos de oposición, salvo los independientes, que apoyan todas las políticas económicas, sociales y otras provenientes del ejecutivo, tal como ocurre en la práctica de la Asamblea Nacional, quienes en franca alianza imponen su parcialidad ante los independientes. Es constante la votación 48-24 en la Asamblea Nacional, donde los independientes quedan solos ante la alianza de los partidos supuestamente de oposición y RM.
Los independientes juegan su papel a largo plazo, simplemente repiten su objetivo permanente de socavar la corrupción latente en las esferas política que dominan el poder ejecutivo y legislativo, ellos saben que en el 29 podrán ampliar su número de diputados en la Asamblea Nacional en un estimado de 38-40, lo que le dará poder para ser verdadera oposición de acuerdo al que gane las presidenciales en ese año electoral. Somos conscientes de que ser oposición no impide ponerse de acuerdo con el gobierno de turno en temas concretos, debe ser siempre la conciencia crítica del gobierno, es la real posición democrática de la oposición, no estar relegado a todas las decisiones que impulse el ejecutivo por estar sumisos a su decisión imponente en sus políticas.
Si tenemos un gobierno que tenga como aliados permanentes a los partidos que perdieron en la contienda electoral, se pierde el concepto de oposición, es un gobierno que no tiene contradictores e impone sus políticas con el beneplácito de todos.
Esta es nuestra realidad actual, tenemos un gobierno que va de la mano con el Prd, Panameñistas, CD, Moca, que se expresa en todo el país incluyendo la Asamblea Nacional, donde solo los independientes, de vez en cuando, se oponen a las decisiones gubernamentales, cuándo no hay consenso, dejando en su minoría su adversidad y su papel de “opositor” con el gobierno actual.
Estamos bajo la égida de un gobierno con control total de los tres órganos fundamentales del Estado, un gobierno sin oposición y con objetivos claros de imponer su visión política-económica del modelo neoliberal. Su único timón que le dirige su andar político es fuerza política externa, que, con presión financiera y capital de inversión, impone su posición global de dominio e injerencia en el país. Es necesario que existan dos o más partidos en oposición, el gobierno requiere un contrapeso político de otra manera surgen tentaciones autoritarias, con el consecuente deterioro de los fundamentos democráticos.
La oposición no debe confundirse con hostilidad al gobierno. Desarrollando los mecanismos de enfrentamiento, como oposición y oficialismo; esta contraposición de ideas, la fiscalización, la posibilidad de contrarrestar las decisiones de políticas sobre la base de presentación de alternativas fortalecen la democracia y fortalecen los partidos.
Nuestros partidos políticos tradicionales deben aprender que la ausencia de oposición, creer que la mejor forma de ayudar a un gobierno es claudicando del papel opositor y fiscalizador es el mayor de los errores, es lo que más ayuda a destruir una democracia. La ausencia de oposición permite que se fortalezca y se amplíe a niveles espeluznantes la corrupción. La contraposición de ideas, la fiscalización, la posibilidad de contrarrestar las decisiones políticas sobre la base de presentación de alternativas fortalecen las democracias y sobre todo fortalece a los partidos políticos.