• 30/06/2024 23:00

La mesa está servida

[...] todos sabemos que el presidente Mulino, además de los problemas que hereda del gobierno saliente y de todos los otros gobiernos anteriores que no hicieron lo que tenían que hacer [...], enfrenta el problema de hacer el bien y quedar bien

Por las señales de los dos meses de transición entre los presidentes saliente, Laurentino “Nito” Cortizo y José Raúl Mulino, desde hoy presidente de Panamá hasta el 2029, por el momento, renuncio a mis expectativas de un futuro promisorio para las futuras generaciones de panameños. Ese país imaginado que, superado sus problemas fundamentales y necesarios de mejor salud, educación, transporte y una disminución efectiva de la corrupción, ofrezca mejores oportunidades, y que su población puede reenfocar sus aspiraciones para ingresar al mundo con una conducta de competitividad superior, confianza en sus instituciones y felicidad.

En el artículo titulado: “De la corrupción endémica a una sociedad superior”, señalé que: “La construcción cultural y social debe estar fundamentada sobre normas de respeto y conductas de valores positivas que son inherentes al desarrollo y al crecimiento de la condición humana, en un contexto histórico con una visión de futuro. Aquí parece que los técnicos y tecnócratas no deben saber de cívica o historia, de literatura universal, arte o relaciones humanas. Estas construcciones influyen en cómo los individuos perciben e interpretan el mundo, dando forma a su comprensión del género, la raza, la clase y otras categorías sociales”. (Lo de “Corrupción endémica” viene de la caracterización que el Departamento de Estado de los Estados Unidos hizo el año pasado sobre nuestro país).

Si mis sueños y aspiraciones para el Panamá futuro son compartidos (y no veo porque no), algunos miembros de este equipo, por sus actos anteriores, no sueñan igual. En la columna titulada “Antes de emitir el voto”, hice el siguiente reto: “Si en realidad algún candidato tiene serias intenciones de cambiar el rumbo del país, deben estar dispuestos a asumir el reto de los cambios estructurales con un enfoque hacia los próximos 25 a 30 años. Un estadista busca consenso y debe entender que es por la educación por donde hay que comenzar. Pero no solo la educación ante los retos tecnológicos y de competitividad económica. La educación para formar mejores seres humanos y mejores comunidades. Educación para los que le dan espacios de poder a esos que se burlan de nosotros. Una educación que forme mejores políticos, que respeten a los electores y ciudadanos y que los representen con una moral diáfana y humanística. Solo por allí se darán los cambios a mediano y largo plazo que este país y esta sociedad merece”.

Hoy se dan los actos protocolares de cambio de gobierno, y para un ciudadano que llega a tan alto sitial en el país, él, sus familiares y amigos deben sentir felicidad y orgullo por él; sus verdaderos amigos. Pero todos sabemos que el presidente Mulino, además de los problemas que hereda del gobierno saliente y de todos los otros gobiernos anteriores que no hicieron lo que tenían que hacer, cuando lo tenían que hacer..., enfrenta el problema de hacer el bien y quedar bien. Quedar bien con la población, el país y con la historia.

Recordemos que el 66% de los electores panameños no votaron por el presidente José Raúl Molino, pero muchos, incluyendo a este servidor, vimos como muy positivo para el país sus primeras designaciones para acompañarlo en la administración de las cosas del país. Pero los personajes que ha ido designando en las últimas semanas, no han causado igual efecto en la población, lo que produce cuestionamientos sobre “lo que digo y lo que hago”.

Hay actores indeseables que piensan que el momento da para, matraqueo, juegos y desajustes. Por ejemplo, el juego de, ¿qué pasaría si salgo caminado por la calle desde mi asilo el día de la toma de posesión? La oportunidad deja todo el espacio posible para que hagamos lo correcto.

Si las designaciones fueron bien pensadas, entonces hay una enorme brecha entre lo que señala el nuevo presidente sobre “irrespetar el Estado de derecho”, y algunos miembros de su equipo, como todos sabemos, responden al asilado. Ya llevamos 15 años de estas turbulencias. Para algunos será un juego, pero de que ha afectado la salud del país, de eso no hay dudas.

Theodore Roosevelt en sus tiempos señaló que: “... ningún hombre que tolere las corrupciones de otros, puede posiblemente cumplir con su deber para con la comunidad”. (... no man who condones curruptons in others, can possibly do his duty by the community”. Sobre corruptos y cómplices hay mucho escrito. Habrá que ver qué sucede a partir de hoy. La mesa fue servida por el nuevo mandatario.

El autor es comunicador social
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