• 07/02/2025 00:00

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es un gran aliciente para la inversión, cooperación y el turismo chino en Panamá

Lanzada por el presidente Xi Jinping en 2013, la Iniciativa de la Franja y la Ruta debemos entenderla como un concepto surgido de la necesidad de mejorar la logística comercial a través de la construcción de obras de infraestructura en los sectores de comunicación, energía y transporte. Estas obras se llevan a cabo con la cooperación técnica y financiera de la República Popular China. En cuanto al impacto de esta iniciativa para Panamá, hay que destacar que a través de su participación se potencia que más inversiones, turistas y cooperaciones chinos lleguen a nuestro país. Es una credencial y un gran aliciente para que la segunda mayor economía del mundo se relacione con nosotros.

Hasta el momento más de 150 países del mundo, principalmente del sur global, aunque también de Europa, se han adherido a la IFR, logrando enormes aportes al desarrollo de los mercados globales y permitiendo la modernización de la infraestructura en múltiples regiones y países que, de esta manera, se insertan en el comercio internacional en mejores condiciones de competitividad. Mientras hay países que históricamente han expresado su hegemonía conteniendo y derrotando enemigos, la República Popular China, por el contrario, propone la IFR como un mecanismo de apoyo para la modernización de las economías del sur global en la procura de alcanzar una comunidad de futuro compartido.

Según el presidente José Raúl Mulino, bajo evidente presión extranjera, en reciente conferencia de prensa, dijo que la iniciativa no trae nada para Panamá. No parece que los más de 150 países que se han sumado a esta iniciativa, incluidos los no tan amigos de China, piensen lo mismo. Además, cuanto más turbulento sea el tablero internacional, más debemos aferrarnos a los activos esenciales e inigualables del país y pensar en el largo plazo, sobre todo cuando se trata del relacionamiento de una nación tan milenaria y paciente como lo es China.

En primer lugar, la Franja y la Ruta es más que compatible con nuestra mayor ventaja competitiva, la posición geográfica única. Nos brinda oportunidades para expandir su posicionamiento como hub logístico regional y mundial mediante más conexiones marítimas, terrestres y aéreas, lo que significa dinamizar esa ventaja competitiva, por ejemplo, con corredores interoceánicos adicionales que atraigan industrias que generen su propia carga.

En segundo lugar, la Ruta de la Seda es un gran símbolo cultural e histórico de los chinos. En este sentido, no solo las entidades gubernamentales que manejan la cooperación, sino también las empresas y turistas chinos ven la participación de otro país en esta iniciativa como un reconocimiento y afinidad a su gente y a su cultura de respeto y colaboración.

Eso quiere decir que, aunque el impacto directo de retirar de la iniciativa no se sienta de forma inmediata, ya emite una clara señal a la cooperación oficial, las empresas, los compradores y turistas chinos que no son tan bienvenidos en Panamá, incluyendo a los programas y proyectos que estén en curso, que optarían por otros países que sí comparten esta afinidad. En este sentido, merece la pena evaluar y conocer a fondo qué es la Franja y la Ruta, y lo que puede suponer para Panamá, no en términos inmediatos, sino a largo plazo.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es una propuesta económica que está permitiendo avizorar la consecución de un mundo abierto, inclusivo, limpio y hermoso que disfrute de paz duradera universal y prosperidad común, como se menciona en el libro conmemorativo del décimo aniversario, publicado en 2023, llamado La Iniciativa de la Franja y la Ruta: un pilar clave de la comunidad global de futuro compartido.

Los componentes terrestres de la IFR (la Franja) comprenden carreteras, puentes y ferrocarriles que unen a Asia desde el Este, con Europa en el Oeste, rememorando la Ruta de la Seda de la antigüedad, por la que apreciados productos del Lejano Oriente llegaron a Occidente (el papel, la seda, la imprenta, el papel moneda, entre otros).

La Franja alcanza al menos sesenta países que representan 30 % del producto interno bruto mundial y el 60 % de la población del planeta y es, en concreto, el más largo corredor logístico terrestre del mundo que une ciudades, parques industriales y zonas económicas especiales. El potencial de crecimiento de las actividades económicas es enorme. El Asia Central, gracias a este empeño, ha integrado mejor sus territorios consolidando sus posiciones tanto en el mercado interno como en el externo.

La Ruta, por su parte, es la parte marina de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (formalmente se le denomina la Nueva Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI). Son dos vertientes, una que parte de China hacia Europa y la que va hacia el océano Pacífico. Estas rutas unen China con el Sudeste Asiático, con África y Europa. Conectándose a estos circuitos comerciales, América Latina puede utilizar la IFR para intercambiar con los países que se están incorporando físicamente al mercado internacional. La posición geográfica de la República Popular China tiene sus ventajas y sus desventajas. Las primeras relacionadas con su amplio territorio y diversidad topográfica y climática, y las segundas vinculadas a la vulnerabilidad de ciertas conexiones marítimas que tienen que usar para proveer y abastecer productos, que en algunos casos son potenciales cuellos de botella.

El espíritu colaborativo de la IFR implica la mejora de las condiciones materiales de los países participantes, que en condiciones de equidad alinean sus intereses con la fluidez comercial, logrando así el futuro próspero compartido que es la idea que sustenta este monumental esfuerzo. Es decir, la República Popular China apuesta por la cooperación y el beneficio mutuo para garantizar que los flujos de productos se den de forma eficiente y segura, en lugar de pretender controlar las rutas comerciales por otras formas menos civilizadas.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es un esfuerzo impulsado por la República Popular China, pero que es un bien común de la humanidad, al que se accede voluntariamente y que busca generar una red de potenciales económicos que en su interacción beneficien equitativamente a los participantes. En la Franja y la Ruta la palabra clave es cooperación.

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