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- 21/12/2023 13:33
La destrucción de los recursos naturales en Soná
Pasé gran parte de mi infancia en el distrito de Soná (Veraguas) y recuerdo que una de las vivencias más gratas de mi niñez era acompañar a mi abuela a hacer compras al mercado público. Era como entrar a otro mundo donde la venta de especies de la flora y fauna del lugar le daban un toque mágico a aquel sitio. Me gustaba contemplar las diferentes variedades de crustáceos, conchas y peces de ríos que se exhibían en el lugar cual si fuera una feria de la naturaleza con ejemplares de las costas cercanas que no solo impactaban con su variedad, sino por su gran tamaño.
Bastaron un par de décadas para que esta exhibición grandiosa de la naturaleza sostenida, se viera mermada por muchos factores que han ido cobrando cada vez una destrucción paulatina de muchas variedades de animales terrestres y acuáticos.
En primer lugar, ha habido un desenfreno en la caza y recolección de especies costeras sin que existan parámetros que detengan su desaparición. La caza de cangrejos es tan desenfrenada que durante todo el año se da esta actividad sin respetar el apareamiento y crecimiento de este crustáceol.
En comunidades de la periferia de Soná como El Barrero, por ejemplo, se colocan trampas por doquier para atrapar cangrejos que ni siquiera llegan al tamaño requerido. Es cierto que muchas comunidades dependen de la venta de productos marinos, pero si esto se hace anárquicamente más tarde que temprano llegará a su exterminio y no habrá comida para nadie.
En países como Canadá y EE.UU. existe una conciencia de lo que realmente es la protección de especies y se crean leyes severas con una policía ambiental que de fe del cumplimiento de las mismas. Aquí en Panamá existe un Ministerio de Ambiente que resulta más en un botín político que en otra cosa. Su misión es aprobar proyectos con un supuesto estudio de impacto que al final termina en letra muerta y si no, allí está la deforestación de bosques del Darién que pueden dar fuerza a lo que digo.
Otro aspecto importante en la desaparición de las especies en comunidades como Soná es la destrucción acelerada de los manglares por la extracción del mangle y la expansión de comunidades, lo que ha traído como consecuencia la desaparición del hábitat de las especies marinas. También vale la pena mencionar el envenenamiento de los ríos con productos agroquímicos provenientes de las grandes fincas ganaderas.
En Soná la mentalidad de muchos de estos ganaderos es que resulta más importante una vaca o una cría de puercos que la vida de las quebradas y ríos. De manera paradógica, Soná es uno de los pocos distritos que cuenta con costas y es rodeado por más de cuatro ríos caudalosos, pero que muchos de ellos ya se están quedando sin camarones, peces y moluscos.
La recolección desenfrenada del molusco “chelelé”, el envenenamiento por medio del lavado en los ríos de las bombas de riego agroquímico que prácticamente tiene al borde de la desaparición de los camarones y peces, es otro de los puntos que debiera preocupar a la población y con mayor razón a las autoridades locales.
De forma extraña, muchas de estas denuncias ya se han hecho en el pasado, pero ha caído en oídos sordos por parte de las personas que tienen que ver de manera indirecta o directa con este asunto.
Resulta que muchos de estos grandes hacendados ganaderos no les interesa si desaparecen las especies de los ríos, pues su ignorancia e insensibilidad es tal que no los deja ver más allá de sus narices. También muchos de estos hacendados han ocupado puestos públicos y patrocinado campañas políticas, así que los gobiernos locales responden a sus intereses.
Soná también ha producido muchos profesionales en materia ambiental que están más preocupados en dictar charlas y ocupar cargos remunerados en el gobierno que comprometerse en salvar el ecosistema sonaeño.
En Soná también han proliferado proyectos de vivienda como hongos en invierno sin tomar en cuenta la re-estructuración del sistema de aguas servidas. ¿A dónde irán a parar los desechos orgánicos de todos estos proyectos de vivienda? Es tiempo de reflexionar sobre este problema que ha ido cobrando vertiginosamente factura a la naturaleza.
Es tiempo de que en las escuelas se hable sobre este tema con urgencia notoria y que la comunidad tome acciones al respecto eligiendo a personas idóneas y honestas en los cargos que tienen que ver con este problema, de lo contrario en una par de años solo nos conformaremos con las fotos y murales de lo que un día fue la naturaleza.
El autor es sociólogo y docente