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- 27/12/2023 13:15
La acción climática contribuye a la paz
Estos días se lleva a cabo en Dubai la COP28, cumbre climática en la que líderes mundiales debaten el plan de acción urgente que nuestro planeta necesita para cumplir con el objetivo establecido de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados.
A pesar de que los temas centrales son la mitigación, la adaptación y la financiación climáticas, esta COP se ve influida por el ambiente de conflicto en la región. Las hostilidades en Gaza continúan pesando en nuestros pensamientos y emociones, consumiendo la energía y atención diplomática tanto a nivel regional como mundial.
Sin embargo, asumir que los conflictos desvían nuestra atención de la crisis climática es un error. No se trata de una cosa u otra: ambas cuestiones están intrínsecamente relacionadas. Los conflictos no sólo agravan los efectos del cambio climático, sino que también el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación del medio ambiente debilitan progresivamente nuestro mundo, alimentando los conflictos.
Aproximadamente el 90% del total de personas refugiadas proceden de países en la primera línea de la emergencia climática. La mayoría proceden de tan solo cinco países: Afganistán, Myanmar, Siria, Sudán del Sur y Venezuela. Estos países también se encuentran entre los más vulnerables a los efectos de la crisis climática.
Al desplazarse las personas refugiadas están desproporcionadamente expuestas a los riesgos relacionados con el clima. Los países altamente vulnerables a los efectos de la crisis climática albergan al 20% de la población mundial y, sin embargo, acogen a más del 40% de las personas refugiadas.
Permanecer en la pasividad frente al cambio climático no construye una paz sostenible. Para las comunidades más vulnerables, cada perturbación, ya sea un desastre inducido por la crisis climática o un conflicto, crea nuevos ciclos de vulnerabilidad, haciéndolas menos capaces de hacer frente a la siguiente.
Es urgente abordar el hecho de que las personas que viven en entornos frágiles y afectados por conflictos a menudo se quedan al margen de la acción climática. No debería ser así.
Esto significa una mayor coherencia entre la financiación y la asistencia que se le asignan a las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, al desarrollo, a las actividades humanitarias y a la paz y la seguridad. Significa trabajar para garantizar financiamiento climático y que este llegue a los entornos afectados por conflictos. Implica esforzarse más para asegurar que la prevención de conflictos incorpore aspectos climáticos, y que la acción climática tenga en cuenta los conflictos. Ahora bien, ¿cuáles son las implicaciones prácticas?
La organización que dirijo, UNOPS, centra sus operaciones en los pilares de ayuda humanitaria, desarrollo y paz, y seguridad, aprovechando nuestra experiencia en infraestructura, adquisiciones y gestión de proyectos. Durante 2023, aproximadamente la mitad de la ejecución global de UNOPS se ha llevado a cabo en contextos frágiles y afectados por conflictos.
La experiencia de UNOPS en el terreno nos ha demostrado que es necesario incorporar una visión y acciones climáticas en nuestros proyectos, para robustecer las condiciones que faciliten una paz duradera y el desarrollo sostenible en zonas afectadas por conflictos.
Esta experiencia está respaldada por los estudios realizados por UNOPS y el Instituto Danés de Estudios Internacionales, que han demostrado que la infraestructura sostenible, inclusiva y resiliente desempeña un rol clave para impulsar el desarrollo económico, abordar las causas profundas de la violencia y prevenir los conflictos.
Antes de la escalada de violencia en las hostilidades en Oriente Medio, y en respuesta a la escasez crónica de electricidad en Gaza, UNOPS trabajó para permitir el acceso a los servicios de salud mediante soluciones de energía renovable. Un ejemplo de este trabajo consistió en la instalación de un sistema solar híbrido en el Hospital Europeo de Gaza que presta servicio a unas 100.000 personas.
En Haití, donde la vulnerabilidad climática, la violencia de las bandas y una crisis alimentaria han convertido la vida en una pesadilla para gran parte de la población, trabajamos, junto con el Banco Mundial y el Gobierno, para proporcionar una fuente de energía limpia y confiable a los hospitales de todo el país. Esta labor es muy importante si se tiene en cuenta que menos de la mitad de la población de Haití tiene acceso al suministro eléctrico. Además, sabemos que las intervenciones de salud, cuando se realizan teniendo en cuenta el conflicto, pueden contribuir a crear sociedades pacíficas.
Un futuro mejor para las personas y el planeta requiere una acción climática que no deje a nadie atrás. Sin embargo, para las personas en contextos frágiles y afectados por conflictos, esa acción podría no llegar lo suficientemente pronto. En un momento en que las crisis se agravan en todo el mundo, es necesario dar prioridad a una acción climática que contribuya a la paz.
El autor es secretario general adjunto y director ejecutivo de UNOPS.