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- 10/10/2018 02:02
Por una sociedad justa
La Comisión de la Organización Panamericana de la Salud sobre Equidad y Desigualdades en Salud de las Américas, entregó a los ministros de Salud que participaron en el 56º Comité Ejecutivo de la OPS (incluido el nuestro), un detallado informe con recomendaciones para alcanzar la equidad en salud y contribuir a una vida digna desarrollada en una sociedad donde prevalezca la justicia social.
El documento ofrece un análisis de las desigualdades en la salud de la región, que están fuertemente relacionadas con la situación socio económica, la etnicidad, el género, la discapacidad y las etapas de la vida en las que se encuentren las personas. También examina los factores determinantes estructurales de las desigualdades de la salud, desde las que se generan en los ámbitos políticos, sociales, culturales, económicos, y ambientales.
Sobre los determinantes sociales de la salud, recordemos que desde el 2008, la misma Comisión de la OPS, ofreció a los países su magnífico informe: ‘Subsanar las desigualdades en una generación: Alcanzar la equidad sanitaria actuando sobre los determinantes sociales de la salud', en el cual subrayó que era (y sigue siendo) un imperativo mejorar las condiciones de vida cotidianas y; luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos.
Estas recomendaciones tienen gran importancia para Panamá, pues nuestro país es uno de los más desiguales del planeta y no hemos sido capaces de mejorar la salud y condiciones de vida en las comunidades más pobres y vulnerables del país, como se aprecia en los indicadores que demuestran con mayor claridad el impacto de la pobreza multidimensional en la salud de las personas.
Mientras que la esperanza de vida de un panameño de la ciudad es de 80.6 años, en nuestras Comarcas Indígenas apenas llega a 71 años. De hecho, los habitantes de nuestras provincias más ricas, viven casi diez años más y en mejores condiciones que los panameños de nuestras tres Comarcas. Peor ocurre para la mortalidad infantil, la cual es dos o tres veces mayor es en las Comarcas que en las provincias más ricas. Y con la mortalidad materna que es cuatro veces mayor en las Comarcas que en las provincias con menor índice de pobreza.
La persistencia de condiciones adversas de salud principalmente entre la población más pobre del país, hace concluir que el abordaje de los determinantes sociales de la salud, no ha sido una prioridad real en la agenda política de nuestros gobernantes, que han estado más preocupados en construir e inaugurar edificaciones, muchas veces innecesarias y, en no pocos casos, sin equipamiento ni recursos humanos adecuados.
A pesar de los compromisos internacionales suscritos, promesas y planes de campaña, y contando con suficiente información disponible sobre ‘lo que hay que hacer', nuestros gobiernos, en especial el actual, no han hecho lo suficiente por enfrentar los desafíos para superar las desigualdades y alcanzar la equidad en salud. De hecho, en no pocas ocasiones, han sido parte del problema, favoreciendo la ineficiente fragmentación operativa del sistema público, la inequidad en la distribución de los recursos en salud y creando el espacio propicio para la privatización de los servicios de salud que debería proporcionar de forma expedita y eficiente el sistema público de salud.
Pero nos toca a los panameños vencer la apatía y ejercer nuestro derecho y deber de controlar la gestión pública y acabar de una vez por todas con el clientelismo político que ha facilitado la corrupción impune de los últimos tiempos. Contamos con los recursos financieros suficientes, como lo demuestra un gasto público en salud cercano al 6 % del PIB, condición necesaria para combatir las inequidades y avanzar hacia la cobertura y el acceso universales. Pero este presupuesto debe ser sostenible, fiscalmente responsable y blindado contra la corrupción.
La principal oportunidad para salvar el sistema de salud y alcanzar con equidad la cobertura universal de salud en Panamá, son las elecciones que se llevarán a cabo en mayo del 2019. Para ello deberemos exigir a los candidatos que hayan demostrado con su trayectoria poseer los elementos obligados de la ética pública, en especial la probidad en el uso de los recursos públicos.
No podemos permanecer indiferentes mientras las promesas de campaña quedan incumplidas y la salud y el desarrollo del país van en picada. Estamos obligados a participar activamente para alcanzar la equidad en salud y vivir todos, en cualquier provincia o comarca, en una sociedad más justa.
MÉDICO