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- 16/10/2023 00:00
Juego limpio: El mundo nos mira
La frase la recuerdo del entonces candidato a la presidencia de la República y ya desaparecido Guillermo Endara G., por allá por 1989.
Hoy, en medio de un mundo en crisis y convulsionado en diversas partes del planeta, con economías que no crecen y otras que se encuentran sumidas en verdaderas catástrofes económicas, por la falta de sensatez y por la necedad de imponer sistemas y modelos completamente fracasados, Panamá aflora con signos vitales alentadores. Esto es producto del esfuerzo y la visión de generaciones de panameños laboriosos, quienes con su esfuerzo, tesón y productividad, lograron construir un país pujante y ejemplar.
A pesar de algunas excepciones, entre las que se encuentran, por supuesto, los políticos demagogos acostumbrados a vivir de la res pública, los malos sindicalistas que descubrieron cómo hacerse pudientes a costa del sudor y la sangre de los trabajadores, los pseudoambientalistas que también se tropezaron con fuentes de ingreso sin tener que trabajar y empresarios inescrupulosos tratando de apoderarse de los negocios que otros levantaron con mucho sacrificio. Sí, a pesar de ellos y otros especímenes de la fauna y flora criolla, Panamá da signos de crecimiento y avanza hacia el primer mundo.
Luego de culminar las exposiciones a favor y en contra del contrato minero durante el primer debate en la Asamblea Nacional, caracterizado por la manipulación de grupos de agitadores profesionales en abierta complicidad con algunos diputados; la comisión a cargo de los debates decidió devolver al Ejecutivo el proyecto de ley para realizar algunos cambios sugeridos por la misma.
La empresa aceptó pacientemente y mostró su completa anuencia, además manifestó públicamente que acataba la decisión con el objeto de esperar que el Ejecutivo tomara la decisión de hacer las modificaciones que solicitó la comisión respectiva del parlamento panameño.
El Ejecutivo ha realizado los cambios sugeridos y ha aprobado nuevamente enviarlos a la Asamblea Nacional para darles el trámite que, según la Constitución y la ley, debe recibir todo proyecto de ley. Mientras tanto, todo el conglomerado de trabajadores mineros, de los trabajadores de las empresas que de alguna u otra forma dependen de los bienes y servicios que proporcionan a la empresa minera, así como la comunidad en general (esa comunidad de panameños que hemos construido poco a poco y con trabajo real), esperamos que el proyecto de ley termine de discutirse y se apruebe para normalizar la relación entre el Estado y la empresa. Relación que la empresa nunca ha dejado de cumplir ni ha hecho nada para alterar sus compromisos adquiridos.
La economía panameña, de la cual dependemos todos (los que trabajamos y pagamos nuestros impuestos, y también quienes nada aportan al tesoro nacional), está siendo evaluada por las calificadoras de riesgo. Contrario a lo que piensan y expresan los grupos extremistas ideológicos, políticos y supuestos ambientalistas, además de algunos empresarios y medios avivatos, no aprobar el contrato significaría para Panamá una verdadera calamidad y no como las que ellos pregonan.
De no aprobarse el contrato, se afectaría significativamente el Producto Interno Bruto, la calificación de riesgo del país, los ingresos que espera el tesoro nacional; los cuales son sustancialmente superiores al contrato original, que tanto les gusta a los detractores del nuevo contrato acordado entre el Estado y la empresa.
Aquellos que nacieron sin el gen de la productividad y jamás han aportado su esfuerzo, sudor y emprendimiento, nunca van a comprender el daño que se le hace al país y su economía. Insistir en sustentar tesis marxistas o inventar escenarios de enclaves ficticios para enardecer a la población y a los incautos no les va a rendir frutos positivos a la nación, porque a pesar de ellos, 'el mundo nos mira'.
'Acta non verba'.