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Realmente es una película totalmente diferente a lo que se está proyectando en las salas de cine. Hago esta evaluación a nombre de una generación del siglo pasado, el XX, que vimos las películas en blanco y negro, en pantallas de cine pequeñas las cuales necesitaban ser proyectadas por un empleado. Muchas veces los espectadores teníamos que gritar: ¡cuadro! cuando las imágenes salían disparejas, la música de fondo a veces se escuchaba rayada. La temática era de romances, de historias acaecidas a nivel mundial, de carácter histórico, de los vaqueros del oeste norteamericano contra los indios Sioux o Cheyenes, películas de gánster, etc. Hago esta reflexión por las películas que vienen proyectándose durante el siglo XX hasta las actuales, con temas científicos, de excesiva violencia, temas espaciales, de personajes que actúan como autómatas, etc. Esto no es una crítica, es cuestión de gusto y percepción.
El domingo 9 de junio fui a Cinépolis con mi nieto y me resultó una experiencia “fuera de serie”. Últimamente voy poco al cine, me decidí ir pues quería apreciar lo que Arianne Benedetti estaba ofertando con su producción “Despierta Mamá”. Me llamó la atención que la mayoría de los asistentes a la sala de cine eran tercera edad, adultos mayores en pareja y también muchos jóvenes.
Para mí, abreviando mi percepción de la película, Arianne nos pone de manifiesto, además de la excelente relación madre-hija, lo que es la intuición maternal. Me detengo para definir claramente su significado según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española Intuición es: “Percepción clara, íntima, instantánea, de una idea o una verdad, tal como si se tuviera a la vista/visión beatifica”. El resultado de esta investigación en el diccionario me lleva a concluír que mi opinión de que Arianne trató de transmitir al público lo que es la intuición maternal, es correcta. Ya que ella al despertar, no tener como de costumbre a su lado a su hija Sofía no se desespera inmediatamente, sino que pregunta y toma la decisión de verla, con una confianza, de que como siempre la tendrá a su lado. El clímax de tal desesperación comienza cuando su esperanza se ve frustrada. Ella tuvo una esperanza, inmediatamente al recobrarse no dijo: “se me perdió mi hija”, sino lo que hizo fue tomar las providencias de encontrarla con ayuda de otros. Allí manifestó una esperanza maternal. Aquí se expresa la definición del Diccionario que nos dice “Percepción clara, íntima, instantánea de una verdad, tal como si se estuviera a la vista”. En su mente y en su corazón afloró inmediatamente la intuición maternal, la cual la llevó a aferrarse a la idea que podía encontrar a su hija. Esto lo manifiesta dando instrucciones a la policía, a los vecinos, a dirigir parte de la búsqueda, a enfrentarse como una leona a quienes efectuaban la búsqueda con los procedimientos tradicionales. Su decisión de sumarse ella al grupo de “técnicos policiales”, que han tomado cursos de investigación, de análisis en momentos de crisis, etc., fue acertada y la impulsó su intuición. Ella y solo ella, sabía que cuando iban a la escuela, había un atajo o una especie de Y (ye) en el cual Sofía se equivocaba y ella como madre cariñosa tenía que indicarle la ruta real. Esa intuición materna la guió a meterse en un hueco en el terreno como un topo, con rasguños y gran ansiedad y encontrar a su hija. Aquí se revirtió el título de la película, que para mí sería “El despertar de madre e hija”. En ambos casos el termino despierta lleva implícita la esperanza de que lo que se pide sucederá. Aquí entramos al campo de lo religioso, ya que ambas tuvieron fe, la cual significa “La certeza de lo que se espera”. Implícita la esperanza, o sea la posibilidad de que lo que se desea pueda suceder. En el plano religioso la esperanza en la Biblia está definida como “el deseo de obtener algún bien cualquiera que sea, pero especialmente los bienes espirituales”. La madre tuvo fe que es “la certeza de lo que se espera. Esa fe fue la que la llevó a convertirse en una fiera cuando se iba a suspender a la búsqueda de la niña, por una tormenta hasta el extremo de abofetear a alguien. Ella no podía pensar, ni imaginar que un fenómeno de la naturaleza iba a impedir la búsqueda de su hija. La lucha de ella era contra el reloj, contra la actuación de aquellos que, como un concierto sinfónico, gritaban al unísono: ¡Sofía! Esto lo llevó al paroxismo, escena que para mí la película de Arianne debería publicarse comono apta para cardíacos, esto lo comprobé cuando a mi lado había una pareja de adultos mayores y la dama comentó en voz alta a su esposo: “chiquilla porque tuvo que meterse en ese hueco”. Esto motivó las carcajadas de todos. A nivel muy personal me atrevo a opinar que este film es un Alfred Hitchcock a lo panameño, sin considerar que fue una influencia del suspenso de Alfred. Es una película sin escenas de terror, llenas de sangre, las de Arianne son escenas sensibles al corazón, de una belleza muy humana, vemos que el amor maternal por Sofía le salía por los poros a la madre. No es una película de espantos, súbitos como las de Alfred.
En cuanto a la actuación de Sofía ella proyecta una gran candidez, una relación madre-hija preñada de mucho amor y seguridad. A mí, después de salir del cine, me hizo recordar a Sherly Temple, una niña actriz del cine en blanco y negro, como de unos 8 años fue actriz taquillera de los años 30 (1930).
Mi intención no es hacer comparaciones, sino solo recordar algo que estas generaciones del siglo XXI no vio ni disfrutó.
Resumiendo, así como tenemos campeones de toda clase, inclusive a nivel mundial, podemos presentar como una muestra de capacidad cinematográfica el trabajo de Arianne que inclusive promueve la belleza geográfica de Panamá como una promoción turística En hora buena y que otros se lancen al ruedo y expresen con sus capacidades: Yo soy Panamá.