• 21/12/2024 00:00

Implementar políticas efectivas para reducir la brecha educativa en Panamá

Un reciente estudio del Banco Mundial sobre los sistemas educativos en América Latina y el Caribe presenta un panorama mixto, evidenciando que Panamá enfrenta serios problemas que requieren atención urgente. De acuerdo con el informe, aunque Panamá ha progresado en el acceso y la cobertura de la educación, persisten diferencias considerables en términos de calidad y equidad en comparación con otras naciones. En particular, los logros educativos de Cuba, un país conocido por su robusto sistema escolar a pesar de sus restricciones, destacan esta disparidad; pues según el documento, ningún sistema escolar latinoamericano, con excepción de Cuba, puede ser incluido dentro de los parámetros que rigen la educación de calidad a nivel global.

La deserción escolar es una preocupación importante en Panamá. La tasa de abandono en la educación media llega al 30 %, lo que representa una significativa pérdida de talento humano. En contraposición, Cuba ha logrado mantener su tasa de deserción escolar por debajo del 5 % gracias a políticas de educación inclusiva y al sólido compromiso del gobierno con una educación gratuita y obligatoria. Este contraste resalta la necesidad desde el ministerio de educación se implemente políticas educativas más efectivas para retener a los estudiantes dentro del sistema educativo.

La calidad educativa es otro desafío relevante. En los resultados de la última prueba PISA 2022, los estudiantes panameños obtuvieron un puntaje de 357 en matemática, 392 en lectura y 388 en ciencias naturales, mientras que el promedio de la OCDE fue de 450. Comparando estas cifras con la pasada evaluación PISA 2018, donde los puntajes fueron de 353 en matemática, 377 en lectura y 365 en ciencias naturales, se observa que el rendimiento mejora ligeramente, pero sigue siendo significativamente inferior al de sus pares cubanos, quienes lograron puntuaciones de 466 en matemática y 452 en ciencias naturales. Esto evidenció la urgente necesidad de mejorar la formación de los docentes y de aumentar los recursos destinados a materiales pedagógicos.

Además, el informe del Banco Mundial destaca que las desigualdades en el acceso a la educación en nuestro país, especialmente en las áreas rurales, son preocupantes. Un 60 % de los estudiantes en estas zonas no alcanza el nivel mínimo de competencia en lectura. En contraste, en Cuba, el acceso a una educación de calidad está garantizado para todos los estudiantes, independientemente de su ubicación geográfica, lo que propicia un sistema más equitativo y eficaz.

El financiamiento educativo también presenta una notable discrepancia. Panamá invierte alrededor del 5 % de su Producto Interno Bruto (PIB) en educación, mientras que Cuba destina el 13 % de su PIB a este rubro. Esta diferencia en inversión se refleja en la infraestructura escolar, en la formación inicial y continua de los docentes, así como en la disponibilidad de materiales educativos, afectando directamente la calidad del aprendizaje.

Finalmente, el sistema educativo panameño enfrenta tasas de deserción, calidad de la educación y accesibilidad significativamente más bajas en comparación con el eficiente sistema educativo de Cuba. Ante estas dificultades, es crucial que Panamá concentre sus esfuerzos en políticas educativas inclusivas, aumente la inversión en educación y fortalezca la formación docente, con el fin de cerrar estas brechas y garantizar una educación de calidad para todos sus ciudadanos.

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