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- 30/08/2018 02:02
Los retos del Canal de Panamá (III)
En nuestra última entrega con el mismo título, concluimos que uno de los principales retos de la ACP es integrar el Canal al resto del país, como parte fundamental de la ejecución de la Estrategia Logística Nacional 2030 y de los planes relativos a nuestra participación (prudente) en la iniciativa china denominada la Franja y la Ruta.
En este sentido, vale la pena destacar que este reto no es solo de la ACP. Alinear el Canal con los objetivos estratégicos del país fue lo que inspiró la inclusión en el título constitucional del Canal que el mismo formaría parte de la Estrategia Marítima Nacional. Artículo constitucional que fue posteriormente desarrollado en la Ley Orgánica de la ACP y en la Ley de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP).
A 18 años de la transferencia del Canal y a más de 20 años de haberse redactado su ley orgánica, esta integración no ha sido posible y por ahora no se vislumbra voluntad de ninguna de las partes para lograrlo. La explicación es sencilla, las dos entidades son significativamente diferentes en términos institucionales. La ACP está protegida por un marco regulatorio que le garantiza autonomía administrativa y financiera, mientras que la AMP tiene una estructura organizacional eminentemente politizada. En efecto, funciona como cualquier otra entidad del Estado que cambia cada cinco años y depende en su presupuesto de lo que el Ministerio de Economía y Finanzas y la Asamblea Nacional decidan destinar para su funcionamiento e inversiones.
En el Gobierno de la expresidente Mireya Moscoso, después de la transferencia del Canal, se redactó la primera Estrategia Marítima Nacional; en el Gobierno del expresidente Martín Torrijos, se trató de perfeccionar la estrategia, incluyendo los componentes logísticos que conforman el resto del Hub Logístico y Marítimo panameño; en el Gobierno del expresidente Ricardo Martinelli, la estrategia murió y una nueva iniciativa, liderada por el viceministerio de Comercio e Industrias desarrolló lo que se denominó el Plan Nacional Logístico (PNLOG) y en este último quinquenio la iniciativa se llevó al Ministerio de la Presidencia, bajo el Gabinete Logístico, que generó la Estrategia Logística Nacional 2030.
Sin entrar a calificar los muchos o pocos logros de este proceso, aprovechamos para señalar que corresponderá al próximo Gobierno ejecutar la Estrategia Logística Nacional 2030, y para hacerlo deberá alinear no solo a la AMP y a la ACP, sino al resto de las instituciones que, de una u otra forma, tienen que ver con el desarrollo y fortalecimiento del Hub Logístico panameño. ¿Por qué hacerlo? Porque no hay forma de lograr el óptimo aprovechamiento de nuestra posición geográfica y del gran potencial que tiene Panamá a nivel global, si no se le da prioridad y formalidad al desarrollo institucional y al fortalecimiento que requiere este sector.
Una sugerencia que pudiera ser tomada en consideración por los candidatos a la Presidencia para que analicen y ejecuten en los primeros cien días de Gobierno es la siguiente:
Fortalecer los servicios de la cadena de valor marítima (Canal, Puertos y demás Servicios al Buque), mediante la reorganización de competencias. Esto implicaría desagregar esa dirección de la AMP (Dirección General de Puertos e Industrias Auxiliares) y dotarla con los recursos y personal técnico necesario. Propongo que dicha dirección se incorpore al Ministerio de Asuntos del Canal (en la actualidad sin cartera) y al despacho se le adicionen funciones de planificación y presida el Gabinete Logístico. O sea, que se transforme en el ‘champion' responsable de ejecutar la Estrategia Logística Nacional 2030. Bajo ese esquema, la AMP quedaría como ente rector de la Marina Mercante y del tema de gente de mar, que ya son bastante responsabilidad y que realmente poco tienen que ver con los temas de servicios al buque o a la carga.
La adopción de esta sugerencia o de alguna forma similar, que dinamice la ejecución de la Estrategia Logística Nacional 2030, requeriría de parte de la ACP una directiva y un equipo ejecutivo con metas y objetivos alineados con la ELN2030, que comprenda y sirva de catalizador para diseñar y potenciar una propuesta de valor integral que resulte en el mejor aprovechamiento de la posición geográfica del país.
Reiteramos, el momento es propicio para analizar nuevamente el valor de la ruta, que ya no solo es el Canal y los peajes que cobra; también hay que incluir el valor del Hub Logístico y Marítimo. Para ello hay que diseñar un sólido marco institucional con capacidad para defender nuestros intereses y garantizar que la plataforma de servicios marítimos y logísticos esté al servicio del desarrollo del país. Hacer lo mismo que hemos hecho en los últimos 20 años no va a lograr resultados diferentes.
Nota sobre el autor: El autor tiene más de 40 años vinculado al tema, desde la creación de la primera Autoridad del Canal en 1978; como funcionario de la extinta Comisión del Canal de Panamá, ocupó cargos como ingeniero de Planta de las Esclusas, jefe de la Sección de Estudios Gerenciales en la Oficina de Planificación Ejecutiva, jefe de la División de Planificación de la Transición del Canal, director de Planificación Corporativa de la Autoridad del Canal, y vicepresidente ejecutivo de Planificación y Desarrollo Comercial. En la actualidad, se desempeña como consultor internacional en temas de planificación en logística y transporte marítimo.
CONSULTOR EN LOGÍSTICA.