• 13/07/2015 02:00

Realidad partidista en el Panamá de hoy (II)

En esta realidad de los partidos en nuestro país, en un medio donde prevalece un acentuado presidencialismo, poco o nada se puede esperar.

En este contexto, ética ideología, fueron sustituidas por un maniqueísmo perverso al punto que la política partidaria quedó reducida a cuestión de negocio, intereses individuales y aberrante oportunismo.

Una sociedad donde prevaleció el dogma del pensamiento único, de la cosificación del ser, lógicamente iba a terminar permeando negativamente a los partidos y desluciendo su carácter democrático. Insisto, esa cosificación de la vida y las relaciones humanas moldeó el mundo de los partidos. Usted le pregunta a un político de nuestro tiempo cuál es su norte programático e ideológico y no tiene idea de lo que se le está preguntando.

En esta realidad de los partidos en nuestro país, en un medio donde prevalece un acentuado presidencialismo, poco o nada se puede esperar.

Vivimos una realidad, donde los partidos también son expresiones de una crisis de utopías, que le viene de la sociedad. Los partidos, desde este punto de vista, están anulados para incidir, y abrir las condiciones a nuevos paradigmas. En ese sentido la agenda renovadora del sistema partidario panameño, su crisis y solución, pasa por lo que denomino UNA AUTOREFORMA, QUE DEBE TENER DOS COMPONENTES: 1. Una reforma constitucional, y 2. La apertura de espacio para nuevos liderazgos que se planteen, como tarea fundamental, volver la mirada de los partidos hacia la realidad y hacer conciencia, de sus debilidades orgánicas y de esa manera retomar o construir nuevos paradigmas y utopías. La clave entonces es la AUTOREFORMA DE LA INSTITUCIÓN PARTIDARIA.

La reciente elección realizada en la Asamblea Nacional para escoger sus directivos, si en algo sirve, es que pone en el debate que el sistema partidario enfrenta grave problema de legitimidad social. DEBE OBLIGAR A VOLVER LA MIRADA HACIA DENTRO Y COLOCAR COMO TEMA CENTRAL LA AUTOREFORMA CITADA.

El debate en torno a quién ganó y quién perdió en tales eventos se queda EN LA EPIDERMIS DEL ANÁLISIS.

A mi juicio, el país y la sociedad, simplemente, fueron testigos de más de lo mismo.

Queda abierto el debate.

ABOGADO

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