• 10/09/2014 02:00

Contralor y gestión pública (I)

Tampoco es fácil entender el papel fundamental que debe desempeñar el contralor de la República

En agosto recién pasado, se puso en boga el tema de la propia e impropia actuación de la actual contralora del país, dejando en tela de dudas su rol institucional en el manejo de la gestión pública; este hecho produjo un sinnúmero de especulaciones a todos los niveles, en especial el político.

Lo cual se agrava cuando esta titular es citada al seno de la Asamblea para responder un cuestionario que, desprendido de las imprecisiones de sus respuestas, acentúo la duda sobre su claridad en la aplicación de las normas que rigen la vida de la administración pública.

Paralelo a ello, se despierta toda una atmósfera de aspiraciones para ocupar el vacío que irremediablemente tendrá que producirse con la inminente destitución de la funcionaria.

Ahora, ¿hemos sido los panameños, verdaderamente responsables en la selección de este funcionario llamado contralor?, ¿hemos tenido la suficiente madurez para entender que seleccionamos al ente que velará por el buen uso de las riquezas que nos pertenecen a todos? La respuestas a estas y otras interrogantes, parecieran ser fáciles, pero no lo es.

Como tampoco es fácil entender el papel fundamental que debe desempeñar el contralor de la República, lejos de los intereses de quienes lo escogen.

Es sabido que, pese a los esfuerzos analíticos que se hagan para lograr la mejor propuesta para el país, en lo que deberá ser la selección del nuevo contralor general de la República, finalmente la decisión tendrá que ser política, puesto que ésta es solo vista con criterios de corto plazo, orientados a resolver como sea los problemas inmediatos, en relaciones de mando-obediencia basadas en prestaciones y contraprestaciones de índole clientelar, en las que algunos pocos mandan, otros obedecen y son muchos los que padecen las consecuencias de imprevisiones, improvisaciones y falta de soluciones de fondo a los problemas y requerimientos que plantea la convivencia social.

Con frecuencia, en la mala práctica de la política, personas no adecuadamente preparadas, acceden a cargos de poder, como resultado de un amiguismo que generalmente resulta de espacios en blanco, propiciado por la apatía de los aptos, o la simple exclusión de los entendidos en la materia, derivada de las incomprensiones de lo técnico y de lo intelectual. Sigue...

*ECONOMISTA, INVESTIGADOR Y DOCENTE.

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