• 30/10/2017 01:01

Instituciones gubernamentales fuera de control

En mi caso, que estuve catorce años en las entrañas de la bestia y dirigí una institución del Estado en 1980

Nos cuenta Richard W. Rahn que ‘el Gobierno y sus instituciones existen en virtud de que pueden mejorar las cosas para el pueblo'. Pero una cosa es la teoría y otra la realidad. En mi caso, que estuve catorce años en las entrañas de la bestia y dirigí una institución del Estado en 1980 y luego en 1990; si algo me quedó claro es la tendencia de las instituciones gubernamentales de adquirir una vida propia que las lleva a crecer de forma vegetativa o desordenada. Crecer así deviene cuando su naturaleza política, o quizá deba decir ‘politiquera' las deforma y desboca hacia un gigantismo destructivo. La mejor prueba de ello fue una alta funcionaria de Gobierno que, cuando discutíamos el asunto, me dijo: ‘John, lo que no entiendes es que este es el sistema de ‘welfare' panameño'. ¡Qué lindo!, un bienestar para unos no tan pobres, que redunda en malestar para los auténticamente pobres. Y peor, un sistema creador de pobreza.

La otra vertiente del problema la define Rahn al decir: ‘Pero con inusitada frecuencia, quienes lideran las instituciones gubernamentales se apartan de su misión básica y se corrompen; a raíz de lo cual socavan los mismos cimientos de la sociedad'.

Luego, la carcoma institucional se amplifica y se torna peligrosa cuando se trata de instituciones dotadas de poderes de policía; que sienten que puede usar los fondos públicos para amenazar o intimidar a sus críticos. Así, las instituciones se enquistan como tumores malignos en la carne social del país. Y en muchas instancias llegan hasta comprar a los medios mediante jugosos contratos de publicidad diseñados para alardear su eficacia. Y como recae Rahn, no hablo solo de Washington, sino de París, Bruselas, Moscú, Beijing y tantos otros, que se juntan en macabros aquelarres.

¿Algunos dirán que Bennett es enemigo del Gobierno? Absolutamente ¡no! Estoy en contra del monstruo que he descrito. Hoy, 25 de octubre del 2017, que nos despertamos a un alboroto del transporte; que nadie sabe de qué se trata ni los mismos transportistas, el tema debía llamarnos a reflexión.

En días pasados el abogado Jaime Raúl Molina publicó un artículo de opinión intitulado ‘El problema es el cupo', con lo cual concuerdo plenamente y de lo cual he escrito repetidamente por años. Con gran frecuencia pregunto en reuniones de la sociedad civil: ‘¿Cuál es la razón u objetivo de los cupos?'. Y es raro que me den una buena respuesta. Lo más típico es que me digan: ‘Es para las coimas'. La ATTT sabe lo que cabe. La respuesta básica debería ser: ‘Es un sistema de control de seguridad'. El problemita es que así no se logra seguridad, pero sí coimas.

Es un negociado de millones que puede superar los $200 000 000. Y si este es el caso, todo lo demás es pollera y tembleques. ¿Cómo puede una institución que por acto u omisión esta en eso, ser efectiva en su misión?

Pero, regresando a Richard Rahn, les cito cosas más perturbadoras: ‘Dan Mitchell, en su blog, International Liberty, https://danieljmitchell.wordpress.com, expone el disparate del FMI de abogar por impuestos más elevados y menos competencia fiscal entre los países; alegando la conveniencia de ingresos per cápita más bajos a fin de lograr mayor igualdad'. Debería ser obvio que semejantes medidas aumentarán la pobreza. El asunto es que todo esto va de la mano con el gigantismo gubernamental y el reinado de ciertas oligarquías políticas.

La solución es reducir las instituciones para que se limiten a su función básica, que sean transparentes y exista rendición de cuentas.

AVIADOR/EDUCADOR/EMPRESARIO.

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