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- 24/04/2024 23:00
Esther María Osses en la patria de los niños (I)
Estas líneas de recuerdo y homenaje a una coterránea injustamente relegada en la lectura viva de las letras nacionales, presentará algunas coordenadas de su obra en el plano de la poesía. Ciertamente esta chiricana de la mejor cepa – la que es menos regionalista y más universal - es una literata de amplio vuelo, que se ocupó no solo de la lírica en versos, sino el periodismo de divulgación y crítica, así como del ensayo en temas que van desde la educación, al estudio sistemático de la narrativa centroamericana – de El Salvador y de todo el istmo - y, aunque usted no lo crea, de la novísima cibernética. De ello son testimonio obras como: Para el Combate y la Esperanza, Poesía política en El Salvador, Antología poética , Selección de 19 poetas salvadoreños. (República Dominicana. Mayo, 1982); hablo de Esther María Osses.
Deseo hoy poner el foco en su poesía, y de ese amplio y fecundo corpus lírico centrarme en la poesía infantil. Entre los libros destacan: Mensaje (Tipografía Nacional de Guatemala, Ciudad de Guatemala. 1946), La Niña y el Mar (Talleres de Artes y Oficios, Panamá, Ciudad de Panamá.1954), El Rastro de Fuego. Segundo Premio de Poesía Ricardo Miró, Panamá, Panamá. 1958; Poesía en Limpio (Editorial Universitaria de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. Colección Arte y Letras, No. VII.19), Crece y Camina (Editorial Universitaria de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela, septiembre, 1975), y Poesía en Limpio. (Editorial Panamá, 1986. Imprenta Franco S.A., Panamá, República de Panamá) obra homónima de la publicada en Venezuela, y que comprende una selección de poemas de otros libros, incluso algunos inéditos hasta esa fecha.
De paso informo que justamente esperamos este mayo el fallo del jurado del premio de la Udelas, que lleva el nombre de la poetisa dolegueña, que se levantó en David. (En David ella se formó inicialmente como maestra de primeras letras, y luego seguiría la carrera como docente universitaria tanto en Panamá como en múltiples países de nuestra América: Guatemala, Ecuador, Argentina y Venezuela, donde fallecería en el año de 1990).
De su poesía, una estudiosa empática, Giovanna Benedetti, ha dicho que el motivo central en Osses, es el agua, en cuanto es este el elemento que con más frecuencia aparece en sus textos. Lo creo así yo mismo.
Mas no es este el hilo de Ariadna del que ahora quiero seguir en su Laberinto ... Deseo resaltar más bien dos notas temáticas profundas de la poética “esthermariana” (hermoso adjetivo usado por Floriano Martins, su traductor al portugués, para referirse al quehacer de la poetisa) que se vislumbran con belleza cristalina en su literatura, en sus versos para niños. Me refiero a dos conceptos: identidad y solidaridad, pues si algo contiene la poética de Esther María es su profundo anclaje en su tierra panameña y en el orbe latinoamericano, como patria continental, por un lado; y la defensa de los más vulnerables, desde un sentido de comunión franciscana y de justicia social.
En referencia a la identidad (tema al que me constriño en este artículo), un primer nivel, es la identidad chiricana, recordándonos su David, desde la perspectiva de ciudad puerto, tópico ahora poco asumido en nuestras letras del Valle de la Luna, pues San José de David aparece usualmente desvinculado del puerto de Pedregal, siendo que realmente, Pedregal es una parte importantísima de David, y lo era tanto más cuando Esther María era niña (recordemos que nació en 1914) y que, por tanto, la unión real con el resto de nuestro país era por vía del cabotaje.
Canta su poema “Sonetín para jugar”, del que extraigo algunas estrofas:
“Érase un puerto / de aguamarina. / Un sol abierto / tras cada esquina.
Allí tan cierto / que me ilumina, niño despierto / crece y camina.
Jugando llora, / soles ofrece, / risa derrama.
Hora por hora / jugando crece, / David se llama”.
Igualmente valen, en un sentido más amplio, referido ahora al pleno istmo de Panamá, lo que llevan por título “Nostalgia” (del libro Poesía en limpio), y que así dicen:
“Sé que es tu sol. Tu rojo sol, / tu sol azul, tu verde sol / tu sol de mil colores. / El que disperso y uno, sobre el aire, / me sigue y me persigue por el sueño. / Tu sol, tu mar, tus mares, me reclaman”.
Basten estas líneas brevísimas, como gaviotas sobre la mar esmeraldina de Esther María para saludarle en esta fecha.