• 03/10/2016 02:03

Comunicación para enredar

 Lo que está ocurriendo con la narrativa oficial sobre el caso de Brasil, y muchos otros, no es convincente 

Les comparto algunos párrafos de un escrito publicado anteriormente. La intención es enmarcar un poco el proceso de comunicación de nuestro Ministerio Público, en relación a la solicitud de información hecha por las autoridades brasileñas sobre el caso de la Operación Lava Jato y la empresa Odebrecht.

Corregir una narrativa en la psique del individuo, una vez sea recibido y programado, es una de las más difíciles tareas que el ser humano pueda intentar y lograr exitosamente. Cristóbal Colón ‘descubrió ' el nuevo mundo. Vasco Núñez de Balboa ‘descubrió ' el Mar del Sur. Pasarán muchas décadas más antes de que el colectivo mundial corrija la forma en que estos y otros tantos eventos históricos han sido enseñados.

La programación convincente en la psique del humano común va ligado a que cree firmemente en lo que digan: 1- los medios: ‘lo leí en el periódico '; 2- las autoridades: ‘el ministro tal o el presidente dijo... '; y 3- el cura de la iglesia o el doctor del pueblo. Son poco cuestionadas estas fuentes.

El New York Times publicó hace unos meses un extenso escrito de Jonathan Mahler titulado What Do We Really Know About Osama bin Laden's Death? ( ¿Qué sabemos realmente acerca de la muerte de Osama Bin Laden? ). Mahler, en principio plantea que la muerte de Bin Laden es ‘La historia de la más importante victoria de la política exterior de Obama ' y que aún se está escribiendo.

El largo escrito va señalando instancias en que se forman dudas precisas y muy razonables sobre la narrativa oficial que, desde Obama, las instituciones de seguridad y espionaje de los Estados Unidos hasta sus agentes han narrado sobre el evento. Por ejemplo, la CIA asesoró a los productores de la película hollywoodense titulada Zero Dark Thirty que trata sobre el tema. Este film generó más de 130 millones de dólares en las taquillas a nivel mundial y constituyó el documento audiovisual de masas más representativo sobre la manera en que mataron a Bin Laden.

En su momento, la senadora Dianne Feinstein, de California, quien supervisó el informe como presidenta de la Comisión de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, envió una carta a los productores de la película y a SONY Pictures en las que se oponía a la narrativa utilizada en el film. El artículo del Times de Mahler agrega que Feinstain: ‘... salió de la proyección de la película. No podía manejarlo, dijo, porque es tan falso '. ‘La intención de los realizadores era presumiblemente para contar una historia matizada —la horrible verdad de cómo encontramos a Bin Laden—, pero al hacerlo, parece que han perpetuado una mentira '.

Mahler se apoya en comentarios del ex secretario de Defensa, Robert Gates, para añadir que hay diferentes maneras de controlar una narración. ‘Está la forma arcaica: clasifica los documentos que usted no desea que sean visto y guarda silencio ', como dijo Gates. Pero también está el enfoque más moderno, y dinámico, tipo redes sociales: ‘Envía la historia que quieren que ellos crean. El silencio es una forma de mantener un secreto. Hablar es otra. Y no son mutuamente excluyentes '. Hablar = una narrativa inventada o falsa.

El artículo generó un sinnúmero de respuestas publicadas en varios diarios, tanto en Estados Unidos como en otros medios internacionales. Pero Mahler en los párrafos finales deja claro que ‘No es que la verdad sobre la muerte de Bin Laden es incognoscible; es que no la conocemos. Y no podemos necesariamente consolarnos con la esperanza de que vamos a tener más respuestas en el corto plazo; a este día, el volumen final de la historia oficial de la CIA de la Bahía de Cochinos permanece clasificada. No sabemos lo que ocurrió hace más de medio siglo... y mucho menos en 2011 '.

Aquí, en nuestro mundillo criollo, tergiversar la veracidad de los hechos en el marco de pronunciamientos oficiales con narrativas adornadas, entierra las verdades sobre la gestión pública en un gatuperio de mentiras y subterfugios. Lo que ha quedado en el imaginario público es que Panamá no ha colaborado con las peticiones de las autoridades del Brasil y la comunicación oficial sobre ese asunto, ha cimentado esa percepción.

Claramente nos quieren enredar. Lo que está ocurriendo con la narrativa oficial sobre el caso de Brasil, y muchos otros, no es convincente. Es aterrador.

COMUNICADOR SOCIAL.

Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones