• 10/10/2024 00:00

En los ojos correctos...

Los ojos pueden decir muchas cosas siendo unos poderosos instrumentos para la comunicación, pero la luz del alma es la mejor guía de sensibilización.

El 10 de octubre de 2024, se celebra el día mundial de la visión y en este día deseo instar a todos a estar conscientes de la salud de nuestros ojos.

Las estadísticas señalan la disminución de la visión como una de las mayores causas de discapacidad a nivel mundial. Esta puede ser parcial o en el peor de los casos bilateral y total. Lo cierto es, que produce a quien la padece múltiples limitaciones en el desarrollo de sus actividades diarias, pero también es cierto que cualquiera puede perder o ver disminuido el sentido de la vista en cualquier momento de su vida.

No seamos del grupo que para tomar conciencia de una condición tenemos que enfrentar la situación. Tengamos responsabilidad y conciencia social.

Con este preámbulo deseo compartir una historia de la que fui participe hace un tiempo atrás y de la que obtuve un gran aprendizaje.

Hace un par de meses tuve la grata oportunidad de incursionar en el estudio de la locución, ya que en diversas ocasiones mis conocidos hacían referencia a mi dicción, a la fuerza y sentimiento de mis palabras al hacer uso de mi voz.

Este reto me atemorizaba un poco, por los desafíos que debía enfrentar siendo una persona de edad adulta que había dejado -en un pasado lejano- los pasillos de la universidad y con las características propias de una persona con disminución visual.

Para mi sorpresa uno de los colegas -del que guardo genuino respeto y aprecio- era un joven no vidente. Este joven proyectaba una luz que destellaba con gran esplendor al resto de los compañeros. La presencia y personalidad de su voz le hacían claramente visible.

El primer acercamiento con el joven estudiante fue durante un receso, admiré como se movilizaba con fluidez haciendo uso de su bastón blanco. Me sorprendió cuando le compartí una galleta e identificó la marca; por el sabor, el olor y textura de esta.

Durante las clases manejaba con gran destreza su ordenador y participaba de ellas con entusiasmo y espíritu colaborador. Decidimos conformar el primer grupo de trabajo y así nos apoyamos en diversas actividades académicas. Intercambiamos muchas anécdotas, donde se decantaba un espíritu de profunda superación, sin límites en el logro de sus objetivos.

Conocí a su madre quien me dijo: Él puede solo y lo constaté al verlo subir y bajar escalones sin tropiezo; me enseño como colocarme de lado contrario a su bastón para no interrumpir su paso. Lo anterior. ejemplos de lo menos que aprendí frente a sus grandes enseñanzas donde principalmente destaco que no existen barreras cuando quieres alcanzar tus metas.

Compartimos dinámicas en clases donde no había impedimento alguno para completar las asignaciones. Particularmente, recuerdo la visita a un centro de audio y video donde él se apoyó en mis ojos para que le describiera lo que veía. Nunca recibí tanto ánimo y credibilidad en lo que mis ojos enfocaban y transferían. Me preguntaba que ves y decía estoy maravillado.

Tocaba los instrumentos y mencionaba la marca, fecha de creación y autor de estos. Mis ojos a los que he llamado -por mucho tiempo imperfectos- fueron sus ojos, aquellos en los que él confiaba y que dieron fe de la asertividad y talento de este joven. Sin duda una experiencia de vida que me hizo crecer en un instante mucho más de todo lo que he aprendido en este medio siglo y más de vivencias.

Todos sus compañeros desde los más tímidos hasta los más sobresalientes en clase le admiramos y nos sentimos felices de conocer a este ser tan inspirador y elocuente.

Debemos dar una mirada alrededor y ser más empáticos con aquellos que padecen con valentía estas condiciones. Ellos lo único que desean es la comprensión de quienes les rodean. Las personas con algún tipo de discapacidad visual quieren desenvolverse en el mismo mundo que usted, no desean ser minimizados ni etiquetados con el estigma de lástima. Ellos reconocen su dificultad física, pero no subestiman su ímpetu para lograr sus objetivos.

Los ojos pueden decir muchas cosas siendo unos poderosos instrumentos para la comunicación, pero la luz del alma es la mejor guía de sensibilización. Tal como dijo Hellen Kelller, la vista es la función de los ojos, pero la visión es la función del corazón.

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