• 06/02/2024 00:00

En el interior son más listos que en la capital

El título que le di a este artículo no pretendía decir que los genes de los estudiantes del interior son mejores que los de la capital

Quise esperar el año 2024 para escribir el tercer y último artículo a raíz del informe sobre la educación en Panamá del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef. En mis dos previos artículos, publicados en este periódico los días 4 y 18 de julio 2023, me centraba en la necesidad de aumentar la carga de lectura de nuestros estudiantes y en el grave problema del rezago-abandono escolar que nos hace perder miles de estudiantes cada año.

El informe revela el elevado número de estudiantes que abandonan los estudios de básica en todo el país y los que se presume que lo abandonarán: 100.700 jóvenes entre 5 y 20 años no asisten a la escuela; la mitad menores de 17 años. A estos se añaden otros 192.400 jóvenes que están en la escuela, pero están en riesgo de abandonarla.

Sabemos que este rezago-abandono se produce en el paso de la primaria a la premedia (7º, 8º y 9º grados), como analicé en uno de los artículos del pasado año sobre los cien mil jóvenes que íbamos a perder.

¿Pero este rezago-abandono ocurre de modo igual en todas las provincias del país? La respuesta es un rotundo no ¿Dónde ocurre y por qué? Es importante saberlo, porque si Panamá pierde cada año todos esos jóvenes, va a tener que importar en el futuro la mano de obra preparada si queremos crecer como país competitivo.

Si analizamos la cantidad de estudiantes de premedia y media -de 7º a 12º grado, de 14 a 17 años- que tienen dos o más años de sobreedad para el curso que les correspondería estudiar, y por lo tanto, con probabilidad de abandonar la escuela, tenemos estos datos: del total de los estudiantes de la República los porcentajes más altos de rezago-abandono están en Panamá Centro, Este, Oeste, Norte y San Miguelito -con especial incidencia en la ciudad de Panamá- con un 36% del total. Seguido de un 22% en las comarcas. Sin embargo, los puestos más bajos están en Herrera, Los Santos y Coclé, 2%; seguidos de Veraguas 6%. Lo que nos dice que los estudiantes del interior tienen menos repitencia, rezago y abandono. Siendo esto la principal causa para el nivel bajo de lectura y matemáticas.

Tuve la curiosidad de entrevistar a profesionales que me dieron sus conclusiones: en la capital, cuando el personal docente acude a citas médicas se demora más su atención, debido a que están sobrecargadas. En algunos lugares de la capital, los jueves el personal docente se retira antes al interior de donde proceden; también por la vivienda cara y por el transporte. El ausentismo es mayor en la capital que en el interior. El tráfico de la capital hace que los padres lleguen más tarde a sus hogares y más cansados para prestar ayuda a sus hijos. El compromiso de las familias con sus hijos en el interior es más alto que en la capital; especialmente de los agricultores. Las escuelas del interior se conservan mejor que las de la capital, con padres más comprometidos en su mantenimiento. El compromiso en la capacitación de docentes en el interior es mayor. El número de estudiantes por salón no es el mismo en la capital que en el interior, basta comparar la José Daniel Crespo en Herrera, la Juan Demóstenes Arosemena y la José Antonio Remón Cantera en la capital. No es culpa total del Meduca, cuyos profesionales desde siempre ponen todo su mejor esfuerzo con los medios con los que suelen contar.

El título que le di a este artículo no pretendía decir que los genes de los estudiantes del interior son mejores que los de la capital. Lo que sí pretendía decir es que, a los estudiantes de la escuela pública, que educa al 90% de nuestra juventud, y por ello al futuro de Panamá, la forma de vida del interior les ayuda a ser más serenos en los estudios y por eso afecta a un resultado mejor en la asistencia a clase.

Confirmé lo anterior leyendo a Johann Hari, un periodista escocés-suizo, formado en Cambridge University, que escribe para el New York Times, Le Monde y The Guardian; sus charlas TED tienen 80 millones de visualizaciones. Sus libros están traducidos a 38 idiomas. El pasado año publicó en español “El valor de la atención “, donde comenta la pérdida de nuestra capacidad de concentración. Según su investigación, los adolescentes apenas son capaces de concentrarse 65 segundos y los adultos apenas aguantamos tres minutos. Hoy es difícil lograr un estado de concentración para labores intelectualmente exigentes. Una causa que ayuda a concentrarse es la serenidad y ritmo de vida, que, en Panamá sí la tienen en el interior más que en la capital.

Para mejorar la competitividad de nuestras empresas la solución no es contratar personas del interior, sino copiar el modelo familiar del interior; una vida intelectual más serena para estudiar y producir más y mejor para un Panamá mejor.

El autor es universidad de Panamá, SNI

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