• 26/10/2024 00:00

Elecciones en Panamá: ¿falso positivo?

Para enunciar este título requerimos de las reflexiones y hechos históricos que han antecedido las elecciones populares en nuestro país. Desde iniciada o recién inaugurada la era democrática o independiente, el camino hacia la creación y fortalecimiento de las instituciones, ha sido verdaderamente tortuoso, validando los intereses foráneos y criollos por el ejercicio del poder; hemos tenido ciertamente acuerdos nacionales vistos en las Asambleas Constituyentes, entre las destacadas de nuestra historia constitucional, como lo señala en su libro “La Constitución de 1946 y la Constituyente que le dio origen” la catedrática de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, la profesora Anayansi Turner, donde explica cómo nacen las primeras Constituciones de 1904, 1941 y 1946, posteriormente actos reformatorios e infructuosas asambleas constituyentes, donde básicamente se contradice el mandato constitucional establecido en el artículo 2, desde la Constitución de 1946 hasta la actual, cuando crean el fallido método de la Asamblea Constituyente Paralela.

Resaltamos este enfoque histórico, debido a que precisamente es lo que tenemos que rescatar para enrumbar las instituciones, darles la confiabilidad y credibilidad que el pueblo exige, sobre todo en materia electoral, a través de una Asamblea Constituyente Originaria.

Desde el esquema político cultural antecedente, las elecciones son resumidas como se ha estilado desde el siglo pasado, como “el que tiene plata es el que gana”, y evolucionó hasta la intervención de los acaparadores de riquezas y el narcotráfico como donantes de campañas. Toda esta participación con la anuencia y beneplácito jurídico del Tribunal Electoral, convirtiendo al financiamiento privado como elemento básico que hace tránsito a un Estado clientelar. Son pruebas irrefutables que ya son conocidas por toda la ciudadanía.

Estos análisis muy poco se verán exteriorizados en los medios de comunicación televisados, donde los “analistas políticos” discuten afanosamente los pormenores de candidatos englobados, precisamente, por el clientelismo institucionalizado. El alcance de estas estructuras delincuenciales de poder absorbe y tienen a su disposición desde las instituciones públicas hasta lograr teledirigir a la población no informada verazmente.

La Ciencia Política provee una de sus ramas que es la psefología, donde los idóneos explican los hechos para identificar los fenómenos políticos y dar una apreciación lo más acertada y objetiva posible de los sucesos y efectos que giran en el entorno político nacional e internacional.

Básicamente, las elecciones en Panamá tienen características similares a otras latitudes, donde los candidatos desde la base de partidos y ahora con la importante, pero desnaturalizada figura de la candidatura independiente son candidatos presentados e impuestos ante los electores, para que voten por ellos. Partiendo de esa premisa ya carecen de legitimidad y los otros que participan son conocidos de pésima recordación por su gestión pública. “No hay de donde escoger” o “votar por el menos malo”, se han hecho expresiones recurrentes y hasta el papa Francisco las ha mencionado.

Los resultados de las dos últimas elecciones y en comparación con otras anteriores en los 35 años de supuesta era democrática arrojan resultados sospechosamente similares, sin considerar el ausentismo y abstencionismo en los comicios por parte del electorado, no explicando estos relevantes hechos notorios por parte del Tribunal Electoral, quien reiterativamente anuncia un ganador con un 34% de los votos emitidos. Para lograr esa cifra o ecuación matemática se requiere la cantidad presentada de candidatos a la presidencia de la República y de esa manera cuasi mágica obtener la sumatoria elaborada. De igual forma esta fórmula no proyecta la aceptación popular y no da legitimidad a quien se le otorgue el triunfo electoral. Prestemos la atención debida como causal para exigir el cambio dentro del contexto constitucional del sistema político electoral panameño.

Reiteramos nuestra posición analizada y discutido dentro del Foro Constitucional Electoral, organizado por el Movimiento Independiente Nacionalista, en cuyas principales propuestas está la eliminación del financiamiento privado como primer nicho de corrupción electoral, entre otras, y construyamos un nuevo sistema político electoral depurado, para elegir y ser elegido libremente sin dueños ni ataduras. De esta manera lograremos evitarnos definitivamente unas elecciones con falsos positivos. ¡Acción!

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