• 07/05/2024 00:00

El transporte en el gran Panamá metropolitano

Como geógrafo y planificador me interesa el tema del transporte. Especialmente en el gran Panamá metropolitano, espacio de 450 kilómetros cuadrados con huella urbana, 80 kilómetros frente al Pacífico entre Pacora al este, La Chorrera al oeste y Chilibre al norte, con 1,9 millones de habitantes censados en 2023, casi la mitad de la población nacional en 5% de su territorio, donde están registrados más de 1 millón de vehículos automotores. Allí domina el caos y la pobre calidad de vida para muchos de sus habitantes que pasan de 2 a 4 horas diarias (ida y vuelta), entre sus residencias y sus sitios de ocupación. Destaca el transporte vial con infraestructura insuficiente y su cuello de botella para atravesar el Canal por dos puentes distantes.

Este gran Panamá metropolitano ha crecido con mucho ímpetu después de la puesta en vigencia el 1 de octubre de 1979 de los Tratados Torrijos-Carter y la desaparición ese día de la Zona del Canal. Desde entonces su sector oeste se integra, con muchas dificultades por el transporte, con los sectores central y este de la ciudad. Para resolverlo, sobresale el metro urbano y suburbano, sobre todo al instalarse en Panamá el primero de la América Central, iniciado en 2011 en el que se abrió la primera línea desde 2014, con dos líneas suplementarias desde 2019, que transportan más de 420 mil personas diariamente, y de haberse modernizado la infraestructura vial cuyo mantenimiento ha sido muy deficiente en los últimos cinco años.

La Línea 1 del Metro de Panamá inaugurada en 2014 tiene un trazado en dirección norte-sur y une la Estación Terminal Nacional de Autobuses, en Albrook, con la estación Villa Zaíta; cuenta con una longitud de aproximadamente 16 kilómetros. La Línea 2 es la segunda línea del Metro de Panamá, del noreste al sureste; fue inaugurada en abril de 2019 y tiene 23 kilómetros con 16 estaciones. Conecta con la Línea 1 en la estación San Miguelito. Se le añadió un tramo de 2 kilómetros hasta el aeropuerto de Tocumen, inaugurado en 2023 con una estación cerca de la terminal.​ Un nuevo tramo, 2A, se extenderá por 9,4 kilómetros por las avenidas Ricardo Alfaro y Federico Boyd y tendrá 9 estaciones hasta Bella Vista y Paitilla.

Al oeste, la Línea 3 del metro, ya en construcción, partirá de la Estación de Albrook pasará bajo el Canal por un tramo soterrado de 5,3 kilómetros y recorrerá Arraiján, Nuevo Chorrillo y llegará a Ciudad del Futuro. Tendrá un recorrido en su primera fase de 24,5 kilómetros con 14 estaciones. Se decidió en 2023 añadirle un tramo de 8,4 kilómetros que la llevará hasta el centro de La Chorrera. Se ha previsto inaugurar esta línea 3 del metro en 2025 cuando se haya construido el túnel mencionado. Queda todavía pendiente la construcción de líneas transversales de norte a sur que conecten las líneas del metro de este a oeste.

En 2010 se puso en ejecución el “metro bus” para sustituir el viejo sistema colapsado de los llamados “diablos rojos”, buses infernales y folklóricos en manos de estructuras político-mafiosas con sus graves problemas judiciales de peculado y estafas cuando se indemnizó entre 2010-2014 a sus supuestos propietarios, con 198 personas llamadas a juicio en agosto de 2024. Comenzó en manos de empresas privadas y, fracasado, terminó siendo público. El experto Carlos Eduardo Rodríguez afirma que “El escenario ideal fuese que distintas agencias privadas operen las rutas y los buses, y que el metrobus sea la institución que lleve la batuta de la organización bajo el amparo de una entidad metropolitana gestora de la movilidad y que absorba la ATTT,” la hiper-politizada y desacreditada Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre.

Los taxis, más de 45 mil en el gran Panamá metropolitano, cifra astronómica, han proliferado como en el resto del país, pingüe negocio de mafias político-empresariales; pintados de amarillo no cuentan aún con taxímetros como existe en la mayoría de los lugares del exterior. La inseguridad para muchos clientes disminuye, además, el atractivo turístico de la capital y del país enfrentan la competencia de sistemas de “uber” que resuelven, con mayor seguridad para sus usuarios y con tarifas competitivas, parte del problema de transporte público. Entretanto, han aparecido los buses piratas, peligro para la seguridad de usuarios, sin que las autoridades, que parecen cómplices, los frenen.

La construcción de infraestructuras viales y el proyecto del metro de Panamá son adelantos importantes para el transporte público, con un gran pasivo, la demora de 5 años por incompetencia político-administrativa, para la construcción del cuarto puente sobre el Canal que se inició en marzo 2024 cuando debió inaugurarse (sucederá en 2028-29). También se crearán embudos este año al terminarse la magnífica autopista Arraiján-Puente de las Américas al igual que el inútil y costoso viaducto en La Espiga chorrerana.

El nuevo gobierno electo el 5 de mayo hereda el resultado de la enorme ineptitud y desidia, además de una situación fiscal muy deteriorada por el despilfarro de fondos públicos producto, entre otros, de la corrupción y del clientelismo exacerbado. Tendrá que hacer un esfuerzo extraordinario para resolver el cuello de botella creado por la falta de buena planificación en las obras para comunicar por tierra el centro y el oeste del gran Panamá metropolitano, además de poner verdadero orden en el sector del transporte público, de taxis y buses, secuestrado en gran parte por auténticas mafias empresariales vinculadas también a políticos empoderados y al crimen organizado.

El autor es geógrafo, historiador, planificador
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