• 11/10/2024 00:00

El silencio que daña:

La educación es el cimiento sobre el cual se construyen sociedades justas y prósperas. Sin una educación de calidad, no hay progreso sostenible. Es un llamado a la acción, a la responsabilidad colectiva y a la defensa de lo que verdaderamente importa, el acceso a la educación...

La alarmante indiferencia hacia la realidad que afecta a miles de menores cada día quebranta su derecho fundamental al acceso a la educación. Esta falta de atención se convierte en un crimen contra nuestro futuro. La desinformación juega un papel crucial en esta apatía; muchos panameños desconocen la magnitud del problema de la deserción escolar y la falta de recursos educativos, situaciones que se han normalizado en nuestra sociedad. Sin una comprensión clara de la gravedad de la situación, es demasiado fácil mirar hacia otro lado.

Nuestras prioridades están mal enfocadas. En un contexto donde la economía y la política dominan el discurso, la educación a menudo queda relegada a un segundo plano. Las inversiones a corto plazo en infraestructura pueden parecer más atractivas, pero sin una educación de calidad, estamos sembrando las semillas de nuestro propio fracaso.

La cultura de aceptación también alimenta este problema. La desigualdad educativa se ha vuelto parte del paisaje cotidiano, y al aceptarla, nos convertimos en cómplices de esta injusticia. ¿Por qué permitimos que la falta de oportunidades se convierta en una norma? La falta de empatía hacia las historias de aquellos que sufren por la falta de educación es desalentadora. Muchos sienten que sus esfuerzos por cambiar la situación son inútiles debido a la desconfianza en las instituciones, lo que frena la movilización social, necesaria para exigir un cambio.

Adicionalmente, la desaparición de terrenos que deberían estar destinados a la educación representa un delito socialmente ignorado; priorizar el lucro sobre el bienestar social refleja una falta de compromiso hacia el desarrollo de la educación pública

Los ciudadanos deben tomar la iniciativa. Es urgente que la sociedad despierte y asuma la responsabilidad de actuar. Cada voz cuenta en esta lucha. La carencia de terrenos destinados a la educación debe ser un tema que nos preocupe y nos lleve a la acción. Desde la creación de campañas de concienciación hasta la presión a las autoridades para que protejan estos espacios. La educación es el cimiento sobre el cual se construyen sociedades justas y prósperas. Sin una educación de calidad, no hay progreso sostenible.

Es un llamado a la acción, a la responsabilidad colectiva y a la defensa de lo que verdaderamente importa, el acceso a la educación para todos. ¡Es hora de exigir un cambio!

La desinformación juega un papel crucial en esta apatía; muchos panameños desconocen la magnitud del problema de la deserción escolar y la falta de recursos educativos...
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones