La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
Todos hemos observado cómo los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), ahora con la incorporación de Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes, perfeccionan el camino hacia un nuevo orden económico mundial, sacándole ventaja al G-7 y a EE.UU.
Los Brics controlan el 39,3 % de la producción industrial mundial, el 44,7 % de la producción agrícola mundial y el 40 % de la producción y exportación de petróleo; además representan el 46 % de la población mundial y 37 % de la producción mundial.
Actualmente, desafían la hegemonía monetaria del dólar, crean el Nuevo Banco de Desarrollo que financia proyectos por más de $40.000 millones para países en vía de desarrollo, siempre generando un nuevo orden económico mundial basado en el multipolarismo, dentro del sistema económico capitalista mundial.
Para nosotros es bueno identificar que Brasil, como representante de América en los Brics, se fortalece como símbolo de poder para nuestro continente y ejemplo a seguir. Reconocemos que China es el propulsor dinámico de tal organización, es hoy la segunda economía mundial y el primer usuario de la Zona Libre de Colón y segundo en el Canal de Panamá.
Frente a la política de dinamizar la caída del dólar como referencia comercial, para nosotros con el convenio monetario de 1904, tenemos la experiencia de cobrar el uso del Canal en varias representaciones monetarias; además, podemos utilizar la tecnología de cadena de bloques para impulsar la digitalización de la banca, la logística y el registro en tokens de bienes e inmuebles.
Entendemos y aceptamos que este nuevo orden económico mundial avanza hacia un mundo multipolar y democrático, enmarcado en el sistema económico mundial capitalista. Esto implica unirnos al grupo latinoamericano que nos permita respetar nuestra soberanía y autodeterminación en los acuerdos de cooperación.
Es indiscutible que la neutralidad política del país y sobre todo del Canal nos garantiza un porvenir exitoso, aun con tantas crisis mundiales que generan los cambios climáticos, económicos y políticos en el mundo. Por tal razón, no podemos estar opinando a favor o en contra sobre gobiernos o conflictos bélicos, solo nuestra neutralidad nos mantendrá lejos de tales conflictos y nos garantiza ser mediadores en caminos de paz para la resolución de los mismos.
Estamos estrenando un gobierno nuevo, con características muy particulares, que conservando las bases del modelo neoliberal, promete bajar los índice de pobreza y desempleo en el país, trata de resolver el problema de la CSS y darle a la tercera edad mejores probabilidades de una vida digna y en paz. Sin embargo, tenemos un modelo económico basado en el sector servicios, el cual aporta el 70 % del PIB, basado en el desarrollo del comercio (Zona Libre de Colón), sector logístico del Canal y sector bancario y financiero. Es de suma prioridad desarrollar paralelamente al actual los sectores primario y secundario del país; solo así creceremos y tendremos un mejor desarrollo social para todos.
También esto hace necesario tener un control real sobre el narcotráfico, esencialmente en el lavado de dinero, sicariato, corrupción y participación política en entidades gubernamentales, y control y presencia en zonas barriales del país.
Estamos en el mes de la patria, son 121 años de separación de Colombia y aún nos falta mucho por construir si queremos un país justo, democrático y en paz. Hay la voluntad colectiva e individual para hacer los cambios, así lo queremos todos, pero que no se quede solo en promesas y deseos esotéricos; es hora de allanar los problemas y con ayuda y sacrificios de todos resolverlos. No tenemos que llegar a explosiones sociales ni poner muertos y destruir lo hecho por no oír consejos, ya no hay que tener el fusil al hombro para destruir el Estado, ahora desde el capitalismo se hacen los cambios y todos viviremos mejor, en un capitalismo social y humanista.
Los cambios son necesarios, así lo exige la ciudadanía y el propio sistema político-económico actual, así se ven hoy en la política nacional, en la Asamblea Nacional, siempre regulados y respetando la institucionalidad y la democracia.
*El autor es economista