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- 09/10/2016 02:03
La formación académica del Dr. Justo Arosemena
Es del todo cierto que la formación que se adquiere en la niñez y juventud, es fundamental para el buen desarrollo de la vida adulta. En el caso específico del doctor Justo Arosemena, tenemos, que su primera educación, tal como debe ser, la obtuvo en el hogar por parte de sus padres, quienes le transmitieron valores y principios que mantendrá durante toda su vida.
Una vez alcanzó la edad escolar, sus progenitores decidieron que realizara estudios primarios en la escuela de Colombia y los secundarios en el colegio de Panamá, que en el año 1823, se transformó en el colegio del Istmo.
Posteriormente, y dada la casi ausencia de centros de enseñanza en el Istmo, sus padres lo matriculan en el prestigioso colegio Mayor de San Bartolomé en Bogotá, alma máter de grandes patriotas colombianos como: Antonio Nariño y Francisco de Paula Santander, entre otros.
Este centro de estudios estaba revestido de tradición e historia, el mismo fue inaugurado en 1604, por la Compañía de Jesús con el apoyo del arzobispo de Santafé de Bogotá, Bartolomé Lobo Guerrero. En sus instalaciones funcionó la Universidad de San Francisco Javier que después recibió el nombre de Pontificia Universidad Javeriana. Es en la actualidad el colegio más antiguo de Colombia, pues ha funcionado ininterrumpidamente por poco más de 400 años
En San Bartolomé, recibió en 1833, a una temprana edad de 16 años el bachiller en Humanidades y Filosofía. Este diploma le abrió las puertas para ingresar a la Universidad Central en donde cursó estudios de Derecho, los que culminó exitosamente en 1836, obteniendo el bachiller en Jurisprudencia. Un año después, en 1837, la Universidad de Magdalena y del Istmo le confirió los títulos de licenciado y doctor en Jurisprudencia.
El doctor Octavio Méndez, en su obra Justo Arosemena , nos anotó que su práctica profesional la realizó en Panamá, bajo la tutoría del connotado abogado Esteban Febres Cordero, quien fungía como rector del colegio de Panamá. En el informe que entregó sobre el desempeño del joven Arosemena expresó: ‘En una palabra, puedo asegurar en verdad y con la franqueza que me es propia, que en muchos casos he consultado mis dudas al señor Justo Arosemena, adhiriéndome regularmente a su modo de pensar y que lo considero en aptitud suficiente para ejercer la profesión de abogado en todas sus ramas aún con más propiedad que muchos recibidos. Su integridad a toda prueba, su adhesión al texto de la ley, y otras muchas prendas que lo recomiendan, sobre todo un tino y juicio poco común a los de su edad, lo hacen acreedor a la estimación general '.
A finales de los años treinta inició su ejercicio profesional en la abogacía logrando ganarse en corto tiempo el respeto y la admiración de la población del Istmo. Un aspecto importante en esta etapa de su vida consistió en su notable espíritu humanista, el cual quedó evidenciado al momento de oponerse públicamente a los remanentes de esclavitud que aún persistían en la República.
En el año 1839, fue nombrado profesor de Derecho en el colegio de Panamá y por su profesionalismo, ascendió al cargo de vicerrector, lo que nos denota su vocación como docente.
Una de sus primeras experiencias políticas se dio en 1840, cuando el general Tomás Herrera proclamó el Estado del Istmo. Sobre el aporte de Arosemena en este evento histórico, Enrique J. Arce y José Dolores Moscote, en la obra: La vida ejemplar de Justo Arosemena , escribieron: ‘En efecto, nombradas por el coronel Herrera varias comisiones de notables que preparasen, como dice en su mensaje a la convención, los proyectos de constitución y otras leyes necesarias a la buena marcha del Estado, el doctor Arosemena fue uno de los que más trabajaron en tal empresa hasta el extremo de que el coronel Herrera, apreciando cumplidamente los múltiples talentos que adornaban al joven jurisconsulto, lo tomó como su brazo derecho en el despacho de muchos negocios que requerían consagración, inteligencia y amor sincero a la patria '.
El Estado del Istmo fue antecedido por otros movimientos autonomistas llevados a efectos dos lustros atrás y encabezados por José Domingo Espinar (1830) y Juan Eligio Alzuru (1831). Debemos enfatizar que ambos acontecimientos tienen gran relevancia porque forman parte de la evolución histórica de nuestra nacionalidad. Después de estos hechos, su carrera docente se vio interrumpida en 1842, cuando sería removido del claustro universitario debido a represalias internas, viéndose obligado a exiliarse en la hermana República de Perú.
Estas experiencias profesionales y políticas que tuvo el doctor Justo Arosemena en su etapa de juventud serán muy importantes para el rol protagónico que habría de desempeñar en el Istmo, algunos años más adelante, como principal defensor de la causa federalista.
HISTORIADOR Y ABOGADO.