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- 19/12/2024 16:38
Diálogo multiactor y cumbres de las Américas
La semana pasada tuvo lugar en Punta Cana un evento conmemorativo de los primeros 30 años de las cumbres de las Américas, que reúne cada tres años a los presidentes de la región. Nueve cumbres se han llevado a cabo a la fecha, con la primera en diciembre de 1994, en Miami, Florida; la novena y última fue en junio de 2022, en Los Ángeles, California, y la décima tendrá lugar en Punta Cana a finales del próximo año. Las otras cumbres de las Américas se han dado en Chile, Canadá, Argentina, Trinidad y Tobago, Colombia, Panamá y Perú.
Quien dio inicio a estos encuentros hace 30 años fue el presidente Bill Clinton y, por ello, fue invitado y se trasladó a la República Dominicana, siendo el principal orador en el evento de celebración. Los actos fueron presididos por el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, y también se contó con la presencia y participación de unos 100 invitados especiales, entre los cuales se dieron cita el secretario general de la OEA, Luis Almagro; el exsecretario general de la OEA, José Miguel Insulza; cancilleres y vicecancilleres, expresidentes, representantes del BID, CAF, Diálogo Interamericano, Atlantic Council, OCDE, entre otros organismos e instancias internacionales.
Tuve el honor de ser invitado en representación del sector privado y sociedad civil a nivel hemisférico. He tenido la oportunidad de estar presente en casi todas las cumbres de las Américas, también en todas las asambleas generales de la OEA -sin excepción- en los últimos 34 años (antes de la primera cumbre), participando al inicio con el sombrero de diplomático y luego con los sombreros del sector privado y sociedad civil.
En el sentido anterior, he podido ser testigo en primera fila, y con esos tres sombreros, de la evolución de los procesos de diálogo con los gobiernos, participación y consulta. Si bien ha habido avances, las voces ciudadanas han enfrentado desafíos a lo largo del tiempo para ser escuchadas y tenidas en cuenta. Además, no existe aún un ideal y efectivo mecanismo de seguimiento y verificación de cumplimiento sobre lo planteado en cada cumbre, así como tampoco existe una efectiva rendición de cuentas por parte de los organizadores de dichos encuentros sobre el cumplimiento o no de las propuestas presentadas; al final, es cierto, esto depende en buena medida de la voluntad política de los gobiernos y, colectivamente, en los foros regionales.
Si bien es correcto segmentar la participación de la ciudadanía en el espacio de dichos foros o encuentros para facilitar la profundización de los diálogos entre pares y los gobiernos, hace falta un diálogo multiactor sostenido y al mismo nivel, incluyendo gobiernos; se debe promover la instalación de una mesa cívica en la que participen el sector privado, las ONG, los trabajadores, los pueblos originarios y afrodescendientes, así como la academia, entre otros actores relevantes de la sociedad civil.
El diálogo es la mejor herramienta que nos ofrece la democracia para, juntos, tratar de resolver los problemas más apremiantes. Y recalco juntos, no separados; con un enfoque multiactor, construyendo consensos en función de una visión compartida entre todos los sectores. En esto coincidió conmigo el presidente Clinton durante una grata conversa que sostuvimos durante la recepción previa a la inauguración del evento, en la residencia del visionario emprendedor dominicano Frank Ranieri.
Se debe trabajar en la formación de nuevos liderazgos basados en valores y orientados en principios, y fomentar, sobre todo entre los jóvenes, la organización ciudadana de base a partir de nuevos enfoques formativos adaptados a los cambios que están viviendo nuestras sociedades y repúblicas. En el sentido anterior, se debe formar a la ciudadanía para que elija representantes con conciencia ciudadana y humanista. Ese es, seguramente, el tendón de Aquiles de nuestras sociedades. No se elige siempre a los más capaces y honestos; se elige en ocasiones al modelo errado, que sigue representando el afán codicioso e individualista, negando toda posibilidad de bien común, solidaridad y justicia.
Se deben establecer plataformas multiactor a nivel nacional y hemisférico que generen un diálogo constructivo por el futuro, sobre la base de consensos sociales, para plantear los nuevos pactos que necesitan nuestros países para rescatar y renovar la democracia.
Considero, y así lo pude expresar a todos los presentes durante los debates, que el mayor aporte y legado de la décima y próxima cumbre en Punta Cana, el año entrante, será dejar sentada e institucionalizar una plataforma permanente para el diálogo multiactor, con su debido mecanismo de seguimiento y medición y, de paso, dando rienda suelta a la debida voluntad política para fortalecer la Secretaría de Cumbres de la OEA. Son muchos y relevantes los temas a conversar en estos importantes encuentros multilaterales, además del estado mismo de la democracia, pero, para avanzar y concretar con paso firme lo que proponemos es fundamental y, no tengo duda, marcaría un antes y un después.