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- 07/02/2022 00:00
Determinantes comerciales de la salud
Los determinantes comerciales de la salud son estrategias y enfoques utilizados por el sector privado para promover productos y elecciones que son perjudiciales para la salud. Y por favor no me malinterpreten. No estoy afirmando que el sector privado promueve algunos productos con la intención de hacernos daño. Lo que afirmo es que, conociendo del daño potencial de algunos productos, se promueve su consumo de todas formas por el beneficio económico que genera.
En ese contexto, le dedico esta glosa a compartir información que nos ayude a avanzar en la comprensión de los determinantes comerciales de la salud y las desigualdades de salud relacionadas con el tabaco, el alcohol y los alimentos poco saludables, y sus implicaciones para la formulación de políticas. Para ello me valdré del artículo publicado por Ilona Kickbusch, Luke Allen y Christian Franz en la prestigiosa revista científica The Lancet.
De acuerdo con los autores, “tres factores interrelacionados han cambiado el panorama de los negocios y el consumo a nivel mundial al tiempo que han impulsado el poder de las grandes empresas: el aumento de la demanda, el aumento de la cobertura del mercado y la continua internacionalización del comercio y la inversión. La evidencia empírica se puede encontrar en el número creciente de acuerdos comerciales internacionales, la penetración inexorable del mercado en los países de ingresos bajos y medios, y métricas como el índice MSCI Consumer Staples (que cubre tabaco, alimentos y bebidas), que ha crecido por 200% en países de ingresos bajos y medios durante la última década”.
Agregan los tres expertos que, “la influencia corporativa se ejerce a través de cuatro canales: marketing, que mejora la deseabilidad y aceptabilidad de los productos insalubres; cabildeo, que puede obstaculizar las barreras políticas como el empaquetado genérico y la edad mínima para beber; estrategias de responsabilidad social empresarial, que pueden desviar la atención y encubrir reputaciones empañadas; y extensas cadenas de suministro, que amplifican la influencia de la empresa en todo el mundo. Estos canales impulsan el alcance corporativo y magnifican el impacto en la salud de la empresa comercial. La amplitud y profundidad de la influencia corporativa se amplía a medida que se llega a más personas con cada vez más opciones de consumo”.
En ese sentido, estos determinantes comerciales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias, y constituyen ellos mismos, los factores de riesgo ambientales y conductuales más importantes en la producción de las enfermedades no transmisibles, y, por ende, grandes pérdidas económicas y sufrimiento en las familias y sociedad en general.
Para poner en perspectiva la gravedad del efecto de estos determinantes comerciales de la salud, consideremos el impacto de las enfermedades no transmisibles en la salud y el bienestar mundial y nacional.
Para comenzar, de acuerdo con la OMS, las enfermedades no transmisibles (ENT) matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71 % de las muertes que se producen en el mundo. Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por ENT (17.9 millones cada año), seguidas del cáncer (9.0 millones), las enfermedades respiratorias (3.9 millones) y la diabetes (1.6 millones) y el consumo de tabaco, la inactividad física, el uso nocivo del alcohol y las dietas malsanas aumentan el riesgo de morir a causa de una de las ENT.
Nuestro país no escapa a esta realidad. Más de 10 000 panameños mueren cada año en el territorio nacional, producto de enfermedades no transmisibles, como la hipertensión, los infartos, la diabetes, enfermedades pulmonares, y todos los tipos de cánceres. Esas defunciones representan más del 60 % de todas las causas de muerte, afectan a personas que todavía estaban en edad productiva y tenían mucho que ofrecerles a sus familias y al país.
Para concluir, como bien señalan los autores, “el aumento de las enfermedades no transmisibles es una manifestación de un sistema económico global que actualmente prioriza la creación de riqueza sobre la producción de salud. Muchos problemas y soluciones clave se encuentran fuera del sector de la salud, especialmente en los ámbitos de las políticas financieras, comerciales y de inversión internacionales”.
Urge pues una profunda colaboración interdisciplinaria, y el concepto de determinantes comerciales de la salud proporciona este espacio conceptual distinto para unir a diferentes investigadores y responsables políticos en la búsqueda de un objetivo común. “Avanzar en la consideración sistemática del sector privado es vital para promover la salud en un mundo cada vez más globalizado y orientado al consumidor”.
Por nuestra parte, necesitamos fortalecer la capacidad nacional de llevar a cabo las necesarias intervenciones esenciales contra las enfermedades no transmisibles y el abordaje sistemático de estos determinantes comerciales de la salud. Para ello será necesario redoblar el respaldo político de alto nivel, que permita organizar una respuesta coordinada a nivel nacional, así como la asignación de los recursos humanos y financieros necesarios para la conformación de equipos multidisciplinarios, poseedores de las competencias suficientes y necesarias para desarrollo de las intervenciones.