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- 20/08/2021 00:00
Desinformación: divirtiéndonos hasta morir
Cuando solo escuchamos lo que nos parece correcto y “cancelamos” aquello con lo que no coincidimos, estamos destruyendo las bases de nuestra democracia. Y así, cada uno de nosotros se encierra en su propia realidad paralela, sin ver las posibilidades infinitas que existen más allá de las distracciones tecnológicas.
La desinformación nos ha polarizado tanto, que hemos comenzado a agredir hasta a nuestros propios familiares. Además, las redes sociales nos han insensibilizado hasta el punto de manipular nuestro comportamiento. ¿Cómo hemos permitido esto?
Hoy preferimos gastar nuestro tiempo y energías en Twitter, Instagram y WhatsApp, en vez de tener conversaciones incómodas en la vida real sobre política o religión. De partida esto es un gravísimo error, porque al evitar conversaciones que son cruciales para nuestro desarrollo, nos encerramos en nuestra propia burbuja mental. Al final, conversar con alguien con quien no estamos de acuerdo es la mejor manera de aprender algo nuevo. Y siempre aprendemos algo sobre nosotros mismos.
Ahora bien, cerrar nuestro pensamiento es una decisión consciente. Pero también hay otros factores inconscientes en los que las redes sociales juegan un papel clave. El problema radica específicamente en cómo están diseñadas las plataformas de redes, que ganan dinero dependiendo de cuánto tiempo pasamos los usuarios dentro de ellas.
“Los mismos modelos de negocio están diseñados específicamente para mantenernos adictos y agresivos, así como también polarizarnos y desinformarnos”, asegura Tristan Harris, especialista en ética tecnológica y exdirector de ética de diseño de Google.
Así como Harris, decenas de desarrolladores de las plataformas, usualmente ya desvinculados de distintos gigantes tecnológicos, han salido a revelar la verdad. Por ejemplo, han revelado que todo lo que vemos en redes sociales está controlado por algoritmos.
Esto no lo estoy inventando yo, está asegurado por expertos y en declaración jurada en audiencias del Capitolio, que se han venido dando desde el 2020. Las sesiones están grabadas y disponibles en “Committee of the Judiciary” en la sección de “Hearings” del Senado de los Estados Unidos. Todo está disponible en internet.
Ahora bien, los expertos aseguran que las redes están matemáticamente personalizadas para hacernos ver “posts” y “stories” de una manera que, aunque dos hermanos estemos en la misma casa, con dos celulares diferentes, y a la misma vez decidamos buscar la misma noticia en Google, siempre veremos distintos resultados de búsqueda.
Resultados personalizados, que determinarán nuestra conducta por el resto del día. Noticias que nos llevarán a sentirnos tan enfadados, que cualquier interacción podría ser un detonante de una amenaza o agresión física. Además, creeremos que estamos haciendo un esfuerzo consciente en nuestras decisiones y convicciones, cuando en realidad lo deciden los algoritmos para mantenernos en nuestra propia “realidad”.
Es decir, todas las publicaciones a nuestro alcance alimentarán nuestras “convicciones”. Pero sólo positivamente, es decir, no abrirán espacio para el cuestionamiento, aunque este sea respaldado con evidencias.
Ahora bien, supongamos que yo estoy convencido de que el Cambio Climático es real y que es la mayor amenaza a la que se enfrenta mi generación. Por otro lado, supongamos que mi hermana está en contra del Cambio Climático y ella cree que es una teoría conspirativa.
Ambos nos ponemos de acuerdo y buscamos “Cambio Climático” en Google. Así como a mí me podría aparecer en Instagram una noticia de la BBC, respaldada por científicos, que asegura que el nivel del mar subirá, si no evitamos que la temperatura del planeta suba X grados Celsius; a mi hermana le saldrá una noticia de Fox News, asegurando que el Cambio Climático es un invento de “las élites” o “la nueva izquierda”.
Así como cualquiera de los dos puede ser seducido por teorías conspirativas, ambos somos igual de vulnerables, si nos mantenemos en nuestra propia burbuja mental, consciente o inconscientemente. Creemos que le sacamos el mejor provecho a un producto que es gratis, cuando en realidad el producto somos nosotros mismos.
Las redes son la forma más fácil de distraernos de los problemas que debemos resolver hoy mismo. El Cambio Climático es uno de ellos y, como todas nuestras responsabilidades sociales, ya no podemos seguir procrastinándolas.
¿Cómo luchamos contra la desinformación? Investigando, escuchando, y viceversa. Aquí les dejo algo para empezar. El Ted Talk de Tristan Harris (2017): “Cómo un grupo de compañías controla billones de mentes cada día”. O, para los que les gusta Netflix, “El dilema de las redes” (2020), un documental de Netflix que llevaron a cabo los desarrolladores de plataformas como Facebook y Google.