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- 14/11/2020 00:00
Descontento social: cada día aumenta en nuestro país
En los últimos días, hemos venido observando al ciudadano de a pie llamar la atención, a través de sus diferentes protestas, y los motivos que lo conllevan a ella, por lo que me permite reflexionar sobre las actuaciones de los dirigentes que llevan el destino económico, social, político y seguridad de nuestro país.
En primer lugar, hago una relación de la situación desde la vivencia de la pandemia hasta la fecha, vemos, cómo diferentes sectores de la vida nacional se sienten afectados por pequeños detalles que afloran en las distintas áreas sociales que se ven perjudicadas por la falta de agua en sus comunidades; por falta caminos; los productores por los pagos adeudados; el proyecto 311; los jubilados, los trabajadores de la construcción, los del transporte escolar, los gimnasios, transporte selectivo, los colegios particulares, grupos de docentes, agricultores, personal médico y gremios, medios de comunicación social y los billeteros, entre otros actores sociales.
Por tanto, es preocupante observar a los que administran los destinos de la nación, que, al tomar decisiones, no tengan presente que exista un equilibrio armónico entre las ideas y sus proyecciones que emiten, con el propósito de ponerlas en prácticas con la habilidad de lograr los objetivos propuestos al menor costo sin afectación social de manera inteligente; es decir, tener un estudio sistemático y lógico de todos los factores que están afectando o influyendo en el cumplimiento de las tareas de responsabilidad institucional del funcionario, a la vez, contribuyan al logro de los objetivos de la estrategia-país.
En este sentido, el gran capitán de la administración estatal debe ofrecer al conglomerado social, transparencia, confianza, seguridad, honestidad, con el fin de que las políticas públicas se cumplan; al mismo tiempo, pueden establecer diferentes cursos de acción que orienten el trabajo de estas personas, generando una cultura ética e idónea con sus ideales, con estructuras del buen Gobierno y liderazgo, capaces de gestionar, de manera eficaz y eficiente, conjuntamente con el poder administrativo y ponerlo al servicio de toda la sexta frontera.
En la medida en que todos los problemas afloren, estos indicadores positivos y negativos, el ojo del observador puede visualizar y reducir esos hechos, mediante un diálogo y negociaciones, donde las personas participantes de los sectores sociales miren la oportunidad de aportar la semilla que germina frutos para las nuevas generaciones como colaboradores de cambios y no agentes de confrontación; más bien que nos permita mitigar los riesgos presentes y futuros, por ende, atender con prontitud de estas falencias, así podríamos tener temperaturas normales, no en estado de ebullición. Por lo tanto, estaríamos previniendo la convulsión social, como ha sucedido en otros períodos y países, que podría ser prevenida, si los respectivos actores institucionales y sociales lo tuvieran presente, lo cual no los dejaría germinar.
Parafraseando al Cdte. Omar Torrijos (q. e. p. d.), cuando estuvo de jefe en la provincia de Colón, señaló: “Cuando se me dio la orden de reprimir un acto de protesta estudiantil en el Colegio Abel Bravo, se emplearon bombas lacrimógenas, cuyo costo fue por el orden de los B/ 30 mil balboas, si nos hubiéramos percatado de que lo solicitado por los grupos estudiantiles era menos costoso que el empleo de las bombas lacrimógenas, estaríamos seguros de que fuese resuelto de otra manera y pacíficamente”.
Para concluir, el capitán del barco debe hacer un alto, pensar bien las cosas con pandemia o sin pandemia, hacer uso de las neuronas de la mejor forma posible, para evitar que el virus afecte la toma de decisiones, lograr las mejores alternativas de manera correctas a beneficio del pueblo, para que ese pueblo no salga a las calles a afectar a terceros, como se aprecia a diario. Como bien señalaba Einstein: “No podemos resolver nuestros problemas con la misma forma de pensar que usamos al crearlos”.
Juntos trabajemos a favor de la paz y la convivencia pacífica para que el virus no afecte.