• 06/07/2021 00:00

Desarrollo sostenible como legado

“[…] para dejar un legado de desarrollo sostenible, debemos asumir compromisos ambientales y normativas en esa ruta para construir un planeta para todos”

La palabra legado involucra un significado de compromiso, de preocupación por las futuras generaciones y del mensaje que transmite en el tiempo. Usualmente se piensa en legados culturales, sociales, espirituales, pero debemos estar conscientes de que uno de los más importantes legados, es el legado ambiental. Es la herencia más valiosa que podemos dejarle a las futuras generaciones.

¿Cuál es el compromiso que tiene esta sociedad con acciones que protejan el medio ambiente y la especie humana? ¿Es un compromiso a conveniencia o realmente somos capaces de reflexionar y aportar de forma continua al mejoramiento social, científico, humanístico y ambiental en el planeta? Ejercer acciones comprometidas con la conservación es fundamental, ya que, a pesar de los avances en la conservación y restauración de los ecosistemas, muchas especies vegetales y animales siguen amenazados en diferentes grados de extinción y ni siquiera ha habido tiempo para evaluar el estado real de la mayor parte de la biodiversidad.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 1 millón de especies de animales y plantas están en serio peligro de extinción. En el 2019, el informe mundial de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), estimaba que se extraen aproximadamente unos 60 mil millones de toneladas de recursos del planeta al año, lo cual es más del doble de lo que se extraía en la década de 1980 y el 9 % de todas las especies terrestres no podrán sobrevivir a mediano plazo, sin acciones urgentes para restaurar sus hábitat, por lo que se necesitan cambios profundos y tangibles que permitan dejar un legado ambiental que restaura el planeta y disminuye las amenazas globales.

Diseñar y ejecutar planes alineados con el desarrollo sostenible no es algo que debe etiquetarse como exclusivo de un grupo de actores sociales en particular, sino que debe visualizarse como un aspecto común influyente en la vida de todos nosotros. Aplicar los paradigmas del desarrollo sostenible debe garantizar el acceso al agua de calidad, servicios de salud accesibles, disponibilidad de alimentos y cultivos, aire libre de contaminación y acceso a espacios lúdicos como ríos, playas y montañas. En pocas palabras, la praxis del desarrollo sostenible asegura un legado de vida a toda la sociedad. Y hay que comprender que no se puede garantizar todo lo antes mencionado bajo el modelo de desarrollo socioeconómico actual. Urge sumar al cambio de paradigma teórico y práctico a toda la sociedad, para construir los sólidos pilares del legado ambiental que debemos dejar.

En Panamá tenemos una gran oportunidad para lograr el cumplimiento e incluso rebasar los indicadores de los objetivos del desarrollo sostenible, en una agenda inicial que va al 2030 y una segunda agenda de consolidación al 2050. Este país tiene una densidad poblacional muy baja, que permite un mejor permeo de la bonanza que puede tener el país y tiene además un conjunto de normas que en su contenido engloban acciones para caminar por la anhelada senda del desarrollo sostenible, garantizando una sociedad más justa y equitativa en un ambiente sano como lo mandata la Constitución. Ese debe ser el mensaje para profundizar, la buena ruta a seguir.

En conclusión, para dejar un legado de desarrollo sostenible, debemos asumir compromisos ambientales y normativas en esa ruta para construir un planeta para todos.

Química, investigadora, docente.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus