Derecho, afrodescendencia y disciplina

Los problemas cotidianos del proceso educativo crean preocupación, al grado que pareciera que vamos rumbo al caos. Lo mismo ocurre con el tema de la corrección por parte de los padres para con sus hijos, pues pareciera que en la actualidad corregir es maltratar y ahora disciplinar es discriminar.

Según la Real Academia Española, la discriminación se define como: dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, entre otros. Dicho esto, la pregunta es ¿existe trato desigual cuando se somete a todos los estudiantes a respetar los reglamentos internos del centro educativo?

Por su parte, la disciplina, según Quinn P. (1989) citado por Watkins, C. y Wagner, P (1987), es instrucción que moldea forma, corrige e inspira el comportamiento apropiado. Abarca Sonia (1996), expresa que la disciplina se origina en tres fuentes: el centro educativo, el ambiente familiar y social; y el estudiante.

Nada más asertivo que lo señalado por Abarca y que claramente vemos en la manera de funcionar de nuestros niños y adolescentes en situaciones determinadas, pues trasvasan lo que aprenden y se les alcahuetea en su ambiente familiar y social, a los centros educativos y aulas de clases.

Si bien es cierto, era necesario crear normas para evitar la discriminación por razones étnicos y culturales en los centros educativos de Panamá. Pero, habría que entrar a examinar si realmente la postura de los estudiantes, secundados por sus padres, se debe a una posición étnica-cultural, o simplemente por aceptación y tendencia de moda, algo que es muy común en esta generación de padres e hijos.

Ahora bien, si entramos a analizar el resuelto Nº 887-AL emitido por el Meduca, el pasado 23 de marzo de 2023, debemos señalar que queda claro la no discriminación en los centros escolares y la obligación de reconocer la diversidad étnica y cultural. El Artículo 3 de la indicada norma, en su numeral 3, pide a los centros educativos adoptar medidas al respecto y en el inciso b de dicho numeral se exige evitar “Prohibir utilizar su cabello natural, peinados tradicionales, estilo protector, tales como: afro, trenzas, twists, moños, entre otros”. Se puede pensar, entonces, que éste resuelto discrimina a los que no son negros y quieran llevar su cabello natural y largo, en el caso de los varones.

Debemos señalar que los primeros en discriminarse son los mismos estudiantes afrodescendientes que ocultan su cabello natural, con extensiones de cabellos falsos y productos alisadores. Incluso, se autodiscriminan al decir que son “culisos”, “café con leche”, “canelas”, “chocolates” o “morenos”, porque no se atreven a gritar y aceptar que son negros, pues salta a la vista.

Sin duda alguna, habrá los que conocen de su cultura y su descendencia afro, y que fácilmente podrían argumentar el uso de peinados estilos afros y en qué consiste la libertad de poder expresar su cultura. Enseñemos a nuestros niños y adolescentes a cuestionarse quiénes son y de dónde vienen, esto debe ser un factor fundamental para entender su identidad.

Padres de familias, existen reglas y normas sociales trascendentales para mantener el orden social. No se enfoquen en sostener, únicamente, que un peinado o la forma de llevar el uniforme no determina el nivel intelectual o profesional de una persona, sino más bien, en que un niño bien disciplinado será un adulto y futuro profesional bien formado.

Aunque para muchos, no cumplir normas sociales o reglamentos parece algo irrelevante, les aseguro que el valor de enseñar disciplina y respetar las normas a nuestros hijos, evitará que en un futuro transgredan normas legales y que puedan verse involucrados en hechos punibles. Enseñemos a nuestros hijos que el escenario escolar no solo es calificación, también es formación para ser mejores personas.

En suma, hoy son las extensiones de cabellos y corte de pelo, mañana podrán ser los tatuajes que también forman parte de una cultura bastante antigua que años después fue estigmatizada socialmente y posteriormente acogida como una tendencia de moda, la cual también tendrá que aceptarse en los centros educativos del país. En pocas palabras, vamos rumbo al desastre social.